Al igual que lo que ofreció, a partir de los evangelistas Mateo y Lucas, el autor presenta 34 meditaciones sobre los fragmentos del evangelio según Juan que se leen en las Eucaristías dominicales. Los cristianos son conscientes de que la fuente principal para alcanzar cierto conocimiento sobre Jesús de Nazaret, sobre su vida, sus actuaciones y su mensaje espiritual, son precisamente estos textos evangélicos. Tienen la alegría de saber que ninguna obra de la historia de la literatura ha podido ser investigada científicamente con la profundidad llevada respecto a la Biblia, y en especial los cuatro evangelios y las cartas de los apóstoles Pablo, Pedro, Santiago y Juan. Asimismo, de ninguna de las grandes obras de la literatura antigua –Homero, Ovidio, Platón, Aristóteles, etc.— se han podido conservar la multitud de papiros y pergaminos de estos evangelios, redactados pocos años posteriores a la vida de Jesús. El autor aspira a dar a conocer lo que –según el evangelista Juan— el fundador del Cristianismo transmitió en el siglo I, a gentes con una mentalidad, cultura y circunstancias históricas muy diferentes a las de hombres o mujeres del siglo XXI, cristianos o simpatizantes de Jesucristo, que aspiran a vivir la espiritualidad cristiana en el mundo actual. Lo que el evangelista Juan transmitió sobre el mensaje de Jesús de Nazaret, lo que él quiso destacar, presenta algunas diferencias respecto a lo que comunicaron los otros tres evangelistas. En sus evangelios está siempre la influencia de las características de su personalidad, los destinatarios –judíos o paganos— de su mensaje, el haberse relacionado directamente con Jesús (como ocurrió con Juan y Mateo), o bien con el apóstol Pedro (como Marcos), o con Pablo (como Lucas).