Libérame

Me besa como si me hubiera perdido y encontrado y me estuviera escapando y nunca me fuera a soltar.

Querida, dulce y preciosa niña —

—No te vayas —susurra, dirigiendo la mirada otra vez hacia la libreta—. Por favor —me dice—. Siéntate conmigo. Quédate conmigo. Solo quiero verte. No hace falta que digas nada.

Finalmente, mira hacia arriba, con los ojos más nítidos, brillantes y del color verde más bonito que le he visto hasta ahora

Tiene hoyuelos.
Fácilmente podría ser lo más hermoso que he visto en mi vida.

Porque Warner es hermoso en aspectos en que ni siquiera Adam lo es.

Porque es extremadamente difícil luchar contra lo que uno no puede controlar

Somos sinónimos pero no iguales.

Los sinónimos se conocen como si fueran antiguos compañeros, como un grupo de amigos que han visto el mundo juntos. Intercambian historias, recuerdos sobre sus orígenes y se olvidan de que, aunque sean similares, son completamente distintos, y aunque comparten unas ciertas características, uno nunca puede ser igual que el otro. Porque una noche tranquila no es igual que una silenciosa, un hombre firme no es igual que uno inalterable, y una luz radiante no es igual que una brillante porque su forma de encajar en una oración lo cambia todo.

No son lo mismo.

—¿Cómo puede ser… que esté tan cerca de ti y me esté matando que sigas estando tan lejos?

Es de esos besos que te hacen darte cuenta de que el oxígeno está sobrevalorado