—Como sabes, para los antiguos griegos, la virtud o areté no era la bondad o la nobleza, sino la capacidad de hacer algo de la mejor manera posible, de alcanzar la excelencia. Piénsalo, ¿quién puede reflexionar mejor que nadie sobre la vida? Pues aquel que puede morirse en cualquier momento… ¿Por qué? Porque, como se va a morir, no hace más que pensar en la vida todo el tiempo… Es decir, no hay nadie que posea la máxima areté para filosofar que yo, ¿no crees?