Cuando la prensa y el público usan términos como «locura», «demencia», «psicopatía», «megalomanía» o «hibris» —algunos de los cuales, o todos, se han empleado a propósito de déspotas tan distintos como Adolf Hitler, Idi Amin, Mao Zedong, Slobodan Milosevic, Robert Mugabe y Sadam Huseín, por una parte, y de dirigentes democráticos tan diferentes como Theodore Roosevelt, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Thatcher, Blair y George W. Bush, por otra—, están usando unas palabras que la profesión médica ha abandonado hace mucho o ha redefinido o limitado rigurosamente. Para los médicos, los términos «locura» y «demencia» han sido totalmente reemplazados por la presencia o no de un trastorno mental definido.