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David Owen

Citas

Adal Cortezcompartió una citael año pasado
Muchos conocen el famoso aforismo de lord Acton «el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente». Pero Acton hace antes un llamamiento a juzgar a quienes ostentan el poder con un rasero más alto que a los demás. La historiadora, y premio Pulitzer, Barbara Tuchman escribió que somos menos conscientes de que el poder
genera locura, de que el poder de mando impide a menudo pensar, de que la responsabilidad del poder muchas veces se desvanece conforme aumenta su ejercicio. La general responsabilidad del poder es gobernar de la manera más razonable posible en interés del Estado y de los ciudadanos. En ese proceso es una obligación mantenerse bien informado, prestar atención a la información, mantener la mente y el juicio abiertos y resistirse al insidioso encanto de la estupidez. Si la mente está lo bastante abierta como para percibir que una determinada política está perjudicando en vez de servir al propio interés, lo bastante segura de sí misma como para reconocerlo, y lo bastante sabia como para cambiarla, eso es el summum del arte de gobernar.
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Los actos de hibris son mucho más habituales en los jefes de Estado y de Gobierno, sean democráticos o no, de lo que a menudo se percibe; la hibris es un elemento fundamental de la definición de insensatez que ofrece Tuchman: «Una perversa persistencia en una política demostrablemente inviable o contraproducente». Y prosigue: «La estupidez, la fuente del autoengaño, es un factor que desempeña un papel notablemente grande en el gobierno. Consiste en evaluar una situación en términos de ideas fijas preconcebidas mientras se ignora o rechaza todo signo contrario […], por tanto, la negativa a sacar provecho de la experiencia». Una característica de la hibris es la incapacidad para cambiar de dirección, porque ello supondría admitir que se ha cometido un error.
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Bertrand Russell escribió: «El concepto de “verdad” como algo que depende de hechos en buena medida fuera del control humano ha sido una de las maneras que ha tenido hasta ahora la filosofía de inculcar el necesario elemento de la humildad. Cuando se elimina este freno del orgullo, se da un paso más hacia un cierto género de locura: la embriaguez del poder». De los dirigentes embriagados de orgullo y poder dicen con frecuencia los legos que están «desquiciados» o «chiflados», e incluso que se han vuelto «locos», aunque estos no son términos que la profesión médica utilizaría para referirse a ellos. Las sociedades democráticas, en especial las que han evolucionado a partir de las monarquías absolutas, han desarrollado sistemas de controles y equilibrios para tratar de protegerse contra esos dirigentes. Pero esos mecanismos —el gabinete, el Parlamento y los medios de comunicación— no siempre son eficaces. Bajo dirigentes despóticos, donde no hay controles democráticos y son escasos los mecanismos internos, aparte de un golpe de Estado para destituirlos, a menudo es poco lo que se puede hacer.
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