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Rafael Fernández de Andraca

Fe Práctica en la Divina Providencia

  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    ¿Qué es la Divina Providencia? Es la actividad mediante la cual el Padre cuida de todo lo que ha creado, de modo que su plan de amor se vaya realizando eficazmente.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    El activismo, en cambio, termina reduciendo nuestra vida de fe a cumplir normas morales, a “realizar” obras o prácticas religiosas, que muchas veces se hacen en forma mecánica.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    Por otra parte, ante esta carencia de interioridad, muchos que la buscaban recurrieron especialmente a todo tipo de métodos de meditación de orientación budista. Una amplia gama de “ofertas” de la Nueva Era se han expandido por doquier. El hecho es que quienes buscaban un mayor cultivo de la espiritualidad, no encontraron muchas veces respuesta a sus anhelos en el ámbito eclesial.

    La carencia de interioridad (el P. Kentenich habla de una cultura sin alma) no sólo afecta al hombre en su calidad de persona humana, sino también repercute, y profundamente, en la vitalidad de su fe. Porque ésta se mantiene y se alimenta del contacto íntimo y personal con el Señor.

    Si no tenemos “vida espiritual”, entonces el sarmiento se seca y no da fruto. Es en la oración y la meditación donde alcanzamos ese “permanecer” en el Señor, del cual nos habla san Juan en la alegoría de la vid (Cf. Jn 15, 1 y ss).
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    6. Saber detenerse

    El ritmo de vida que llevamos nos hace enormemente difícil comprender y, sobre todo, practicar la reflexión y la meditación, sin lo cual es impensable una vida guiada por la fe práctica en la divina Providencia.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    encuentro con el Dios de la vida va a la par del encuentro con el Dios de la Palabra y de la eucaristía.

    Un radioaficionado puede manipular en vano las perillas de su receptor si su antena no funciona. El diálogo con el Dios providente es la antena que nos permite sintonizar con la voluntad de Dios en toda nuestra vida. Nos permite “sintonizar” con Dios y poder captar sus mensajes. Sin esta condición fundamental, que toca nuestra actitud vital más profunda, ningún esfuerzo de razonamiento - ninguna “receta”- podrá ayudarnos a ver con claridad y detectar el querer del Señor.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    la medida en que vayamos practicando la fe en la divina Providencia, ésta se irá fortaleciendo y nos permitirá ir descubriendo la voluntad de Dios cada vez con mayor facilidad.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    Dice el P. Kentenich:

    Nuestro método preferido de meditación consiste en revisar y saborear, en revisar con anterioridad y en postgustar. De suyo, esto debiera ser entre nosotros una actitud permanente, un hábito. A partir de cada realidad, por más ínfima que ésta sea, debemos saber ascender hacia el corazón misericordioso y bondadoso de Dios Padre. Mientras esto no se haya convertido para nosotros en una segunda naturaleza, queremos ejercitarnos en ello una y otra vez, hasta lograrlo.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    Se trata de elegir un hecho de vida, algo que nos preocupa o que debemos enfrentar, hechos y realidades que nos afectan o desafían, y conversarlas con Dios en la oración.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    la meditación de la vida determina en gran parte nuestro caminar según la fe práctica. Esto supone, como veremos más adelante, que debemos dar espacio a la reflexión meditativa y a la contemplación que busca a Dios en los acontecimientos. Además, realiza un aprendizaje. Siempre, y especialmente hoy, no resulta fácil el silencio interior y el aprender a meditar. Por eso el P. Kentenich recomienda practicar la meditación de la vida sistemáticamente durante un largo tiempo, hasta que este método de encuentro con el Dios providente pase a ser como una segunda naturaleza en nosotros.
  • Edith Rdlcompartió una citahace 2 años
    la meditación, lo primario es el “gustar” el amor de Dios. El P. Kentenich habla en este sentido, de que debemos “pregustar”, “gustar” y “postgustar” los hechos o acontecimientos a la luz del amor del Dios providente.
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