El Italiano, o el confesionario de los penitentes negros

ved cómo la gente supera sus desventuras si tiene corazón para resistir y no hace nada que más tarde pueda pesarle en la conciencia

¡Ah, dónde hallaré una morada igual de dulce!

Pues tanto dentro como fuera y alrededor,

Nada que no fuera amable y placentero,

Que no inspirara benevolencia y afecto

se alzó jamás ante los ojos.

En aquella ocasión, sola, llena de dudas, rodeada de extraños y cogida en la trampa que les habían tendido unos enemigos, pensó que veía a Vivaldi por última vez. Ahora, apoyada por la presencia de una madre amorosa y la aprobación complaciente de la persona que hasta ahora se había opuesto a ella, se unía a él para no separarse más.

el conde Ferrando di Bruno.

Sólo su muerte podría sellar sus labios.

pero las malas acciones acaban sabiéndose, tanto si se quieren guardar en secreto como si no.

pero las malas acciones acaban sabiéndose, tanto si se quieren guardar en secreto como si no.

cisto, enebro y lentisco

«¡Dejad aquí toda esperanza los que entráis!»

Dejaron de dolerle las heridas; fue como si el intelecto sometiera las fragilidades del cuerpo, y quizá en este momento de elevación habría podido soportar el tormento sin miedo.