cordé la travesía por el bosque.
—Sí, fallo mío. Como te he dicho, siempre me has gustado, Jay. Soñaba con una vida como la tuya, a tu lado… Incluso, durante estos días, cada vez que volvía al pueblo te buscaba, vigilaba tu casa y esperaba a que salieses de trabajar. Quería hablar contigo, contarte todo esto, pero me avergonzaba. Eres la única persona que me ha tratado como a uno más de sus amigos, Jay. Así cualquiera se enamoraría de ti. Es una mierda cómo el destino decide introducir a las personas en tu vida…