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Katherine Arden

El oso y el ruiseñor

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  • Edcompartió una citahace 4 meses
    A Iván II lo llamaban Iván Krasni o Iván el Justo. Ya no era joven, pues debía de tener unos treinta años,
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Debes establecerte como señor entre los hombres —contestó Vasia—. Te mirarán peor cuando se sepa que albergas a tu hermana loca. Sabes que muchos me culparán por lo que ha sucedido: soy una bruja, ¿acaso no lo ha dicho el sacerdote?
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Supongo que siempre asustas a la gente, pero por voluntad propia.
    —¿Yo? Yo no soy más que un cuento, Vasia.
    Entonces fue ella la que se rio. Pero la risa se le atragantó.
    —Gracias —murmuró.
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    ¿Quién es, moza?
    Vasia sonrió.
    —Es la Muerte —contestó—. Me salvó en el bosque; o tal vez no lo hiciera y yo ahora sea un fantasma. Así es como me siento esta noche.
    —Estás loca —sentenció Konstantín—. ¿Quién eres, desconocido?
    El desconocido no dijo nada.
    —Viva o muerta, he venido a decirte que te marches de este lugar. Regresa a Moscú, a Vladímir, a Tsargrad o vete al infierno, pero debes partir antes de que florezcan las campanillas de invierno.
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Vasia estaba en el hueco de la puerta y las velas arrojaban una luz intensa sobre su rostro. Se había vuelto muy hermosa; pálida y lejana, elegante y apesadumbrada. «Mía, es mía. Dios me la ha devuelto. Esto significa el perdón».
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    ¿Cómo lo supo? Vino al claro porque lo sabía. ¿Cómo nos encontró?
    Morozko vaciló. Y entonces habló despacio:
    —Llegó a casa antes que los demás y vio que tú y tu hermano no estabais. Fue a buscaros al bosque. El claro está encantado y, mientras el roble viva, hará todo lo que esté en su poder para contener al Oso. Y en ese momento, el árbol supo lo que hacía falta incluso mejor que yo. Condujo a tu padre hacia ti en cuanto él entró en el bosque
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Vasilisa Petrovna desapareció y regresó sobre un caballo alado. Debería haber muerto ella. Es una bruja»
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    ¿Cómo ha llegado hasta aquí nuestro padre? —se preguntó Aliosha con asombro—. Tenía… una expresión extraña. Como si supiera qué hacer, cómo y por qué. Ahora está con muestra madre, por la gracia de Dios
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    La calma fue repentina y absoluta. El tuerto se escabulló entre la maleza y los cherti desaparecieron en el bosque invernal
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citael año pasado
    Tal es la fuerza de los hombres —respondió Morozko, que parecía extrañamente satisfecho—. Los que vivimos para siempre no conocemos el valor ni amamos lo suficiente como para entregar nuestras vidas. Pero tu padre sí. Su sacrificio ha vencido al Oso. Piotr Vladímirovich morirá como él deseaba. Se ha acabado.
    —No —dijo Vasia, y apartó la mano—. No
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