—¿Y qué es la felicidad? —dijo el farero para consolarlo—. Por duro que sea, si seguimos el camino recto, ya sea cuesta arriba o cuesta abajo, nos acercamos paso a paso a ella.
—Así es. Solo que, para alcanzar la verdadera felicidad, tenemos que pasar innumerables penas —agregó el joven con gran seriedad.