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Vale Villa

El misterio de la mente y las emociones

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  • Emmanuel Ruizcompartió una citahace 5 años
    A veces la mejor solución, el único camino que traerá descanso, paz y disfrute, es rendirse. Rendirse como sinónimo de dejar ir, liberar, soltar, aceptar que hay derrotas o situaciones inevitables e irremediables.
  • Yaocompartió una citahace 4 años
    Todos los cambios, aun los más ansiados,

    llevan consigo cierta melancolía,

    porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos:
  • Cristian Gonzálezcompartió una citahace 6 años
    Solo aceptando la debilidad, la fealdad, lo defectuoso, lo incomprensible, el caos, la contradicción y la frustración del deseo, se puede ser capaz de encontrar belleza, amor, conexión, satisfacción, no con lo excepcional, sino con lo ordinario y poco espectacular que nos describe a todos y a todas las cosas.
  • Cristian Gonzálezcompartió una citahace 6 años
    Amarse es ser capaz de volver a empezar todas las veces que sea necesario.
  • Cristian Gonzálezcompartió una citahace 6 años
    el único antídoto para combatir la hostilidad del perfeccionismo es el amor, entendido como la relación apacible que cada uno podemos tener con nosotros mismos.
  • Jorge Vazquez Trujillocompartió una citahace 4 años
    La angustia es un sentimiento inevitable, y habría que empezar por entenderla como un fenómeno de la vida interior que solo puede administrarse para que no se vuelva paralizante. Sus raíces fundamentales son la libertad y el sentido: somos libres de elegir y nos podemos equivocar; somos mortales y a veces no sabemos qué hacer con nuestra vida. También es miedo a perder el control. Pensamos —con gran ingenuidad— que nuestros planes se volverán una realidad. No aceptamos que la vida es compleja, azarosa, llena de problemas que necesitan solución.
  • Mily Sietecompartió una citahace 4 años
    Pero es eficiente, administra negocios, persigue contadores, organiza eventos. Es la mano derecha de Moreno, el jefe, que siempre le agradece su entrega incondicional. Lleva varias semanas diciendo que si fuera un alcohólico perdido no podría trabajar.

    Mientras él hace una defensa de su alcoholismo funcional, yo pienso en una clara evasión del problema. Las consecuencias del consumo son muchas, pero todavía no está listo para hablar de ellas.

    Tiene problemas de deseo, dice aparentemente despreocupado. No se le antoja tener sexo ni tampoco masturbarse. Lo único que quiere es relajarse, que nadie lo moleste, dormir profundamente, olvidarse de sus problemas y, sobre todo, sentir. Porque la vida se le ha vuelto rutina y tedio. Porque lo que antes lo emocionaba se convirtió en indiferencia. Su mujer le parece una pesada que solo lo molesta y lo critica, sus hijos unos convenencieros que intentan complacerlo para que les dé dinero. “No me gusta verme al espejo, soy un gordo, siempre estoy hinchado”, se sincera.

    Tiene una depresión importante y su solución fallida es el alcohol. Parece que así soporta mejor la carga en que se le ha convertido la vida. ¿Desde cuándo está así? ¿Hay historias de depresión en la familia? ¿Cuándo perdió la capacidad de disfrutar y divertirse sin beber? ¿Quién le enseñó el mecanismo de la evasión?

    Toma pastillas para la presión y para el control de la ira. Y otra para poder dormir. Tuvo una infancia que describe como normal, nada extraordinario. Una madre dominante pero entregada. Un padre fiestero y bebedor. Una hermana fugitiva que siempre se las arregló para vivir a miles de kilómetros de distancia. Le tocó el tigre en la rifa, dice. Desde que empezó la adolescencia se convirtió en el compañero y protector de su madre y se sintió siempre obligado a
    portarse bien, a ser el hijo bueno que repararía las ausencias del padre y de la hermana. Tiene un rol similar en la familia que formó. Es responsable, confiable, organizado, exigente, ordenado. La única puerta que conoce para relajarse y olvidarse de todo es beber. Es más: ama beber y no entiende por qué debería ser un problema si él no le falla a nadie ni amanece tirado en un callejón. Beber enciende su lado festivo, su alegría, su risa, su capacidad de abrazar, de disfrutar. Y también le apaga la memoria, los límites, el control de la agresión, la salud y la potencia sexual.

    Lo escu
  • Yaocompartió una citahace 4 años
    La experiencia nos ha enseñado que los retos nos hacen crecer.
  • Yaocompartió una citahace 4 años
    debemos morir una vida para entrar a otra.
  • Gabriela B.compartió una citahace 4 años
    El hambre fundamental se llama valentía para defender las decisiones y la dignidad, amor propio, autonomía financiera y emocional.
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