estética antigua, por el contrario, sitúa al arte entre las capacidades técnicas, artesanales y, sobre todo en el caso de la poesía, dirige los productos del mismo a un disfrute fundamentalmente público en el seno de ciertos espacios sociales como, por ejemplo, el banquete, la fiesta o los ritos religiosos. Los antiguos mantienen separadas la esfera de lo bello y la esfera del arte y, al dotar a la belleza de un fundamento ontológico, buscan sus manifestaciones en la naturaleza, especialmente en el cuerpo del hombre, el más noble entre los seres que habitan la natura-leza6.