Imagínese una persona en la que haya habitado un demonio durante años. A su muerte, este demonio merodea en un estado sin cuerpo buscando otra persona que no ofrezca resistencia a sus esfuerzos para obtener entrada. Este demonio sabe muchas cosas íntimas que ocurrieron en la vida de la persona que falleció. Si algún vidente está dispuesto a comunicarse con este espíritu familiar, naturalmente el espíritu puede simular a la persona fallecida y engañar a la crédula asamblea reunida.