Carson McCullers

El Aliento Del Cielo

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  • Lenore Romerocompartió una citahace 2 años
    Todo lo que sucede en mis relatos,

    me ha sucedido, o me sucederá.
  • Alí Santamaría Riccicompartió una citahace 3 años
    Pero no vayáis a creer que en este pueblo dejan que los niños blancos se mueran de hambre por las calles.
  • Alí Santamaría Riccicompartió una citahace 3 años
    Hay el amante y hay el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo, sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y este conocimiento le hace sufrir. No le queda más que una salida, alojar su amor en su corazón del mejor modo posible; tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente. Permítasenos añadir que este amante del que estamos hablando no ha de ser necesariamente un joven que ahorra para un anillo de boda; puede ser un hombre, una mujer, un niño, cualquier criatura humana sobre la tierra.
    Y el amado puede presentarse bajo cualquier forma. Las personas más inesperadas pueden ser un estímulo para el amor. Se da por ejemplo el caso de un hombre que es ya un abuelo que chochea, pero sigue enamorado de una chica desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw, hace veinte años. Un predicador puede estar enamorado de una perdida. El amado podrá ser un traidor, un imbécil o un degenerado; y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado, extravagante y bello como los lirios venenosos de las ciénagas. Un hombre bueno puede despertar una pasión violenta y baja, y en algún corazón puede nacer un cariño tierno y sencillo hacia un loco furioso. Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor.
    Por esta razón, la mayoría preferimos amar a ser amados. Casi todas las personas quieren ser amantes. Y la verdad es que, en el fondo, el convertirse en amados resulta algo intolerable para muchos. El amado teme y odia al amante, y con razón, pues el amante está siempre queriendo desnudar a su amado. El amante fuerza la relación con el amado, aunque esta experiencia no le cause más que dolor.
  • Alí Santamaría Riccicompartió una citahace 3 años
    En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas.
  • Alí Santamaría Riccicompartió una citahace 3 años
    o se pueden pasar por alto las dos botellas grandes de whisky que bebieron aquella noche; sólo así puede uno explicarse lo que ocurrió después. Sin aquel whisky, quizá no hubiera llegado a abrirse el café. Porque el licor de Miss Amelia tiene una cualidad peculiar: sabe limpio y seco en la lengua, pero una vez dentro empieza a arder y ese fuego dura mucho tiempo. Y eso no es todo. Ya es cosa sabida que si se escribe un mensaje con zumo de limón en una hoja de papel, no queda rastro de la escritura; pero si se expone el papel al fuego, las letras se vuelven de un color castaño y se puede leer lo escrito. Imaginad que el whisky es el fuego y que el mensaje está oculto en el alma de un hombre; entonces se comprenderá el valor del licor de Miss Amelia. Muchas cosas que han pasado sin que se supiera, pensamientos relegados a las profundidades del alma, salen de pronto a la luz y se hacen patentes. Un hilandero que no ha estado pensando toda la semana más que en los telares, la comida, la cama, y otra vez los telares, al llegar el domingo bebe de aquel whisky y tropieza con un lirio silvestre. Y toma el lirio en su mano, se queda contemplando la delicada corola de oro, y de pronto se siente invadido por una ternura tan viva como un dolor. Y un tejedor levanta de pronto la mirada y por primera vez descubre el cielo radiante de una medianoche de enero, y se siente sobrecogido de temor al pensar en su propia pequeñez. Ésas son las cosas que ocurren cuando un hombre ha bebido el licor de Miss Amelia. Podrá sufrir, podrá consumirse de gozo; pero la verdad ha salido a la luz: ha calentado su alma y ha podido ver el mensaje que estaba oculto en ella.
  • Alí Santamaría Riccicompartió una citahace 3 años
    —¿Crees que puedo crecer hasta convertirme en un fenómeno? —preguntó Frankie.
    —¿Tú? —repitió Berenice—. Claro que no, no lo quiera Dios. Frankie se sintió aliviada. Se miró de lado al espejo. El reloj dio lentamente las seis, y luego ella dijo:
    —Así, ¿tú crees que seré bonita?
    —Quizá sí. Si te limas los cuernos dos o tres centímetros.
  • Alí Santamaría Riccicompartió una citahace 3 años
    La mente es como un tapiz ricamente tejido, en el cual los colores provienen de las experiencias de los sentidos y el diseño está trazado por las circunvoluciones del cerebro.
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