Mujeres que compran flores (Spanish Edition)

Pero si hay algo que he aprendido desde que te fuiste es que la eternidad también caduca. Y que el tiempo es una ilusión mental.

Dice un viejo proverbio que Olivia siempre tenía en la boca que «cuando se siente no se piensa, pero cuando se piensa no se siente».

—Querida, vivir es una tarea urgente… Ya es muy tarde. Por lo tanto mañana será tardísimo. Si aceptas, aceptas ahora.

¿Por qué nadie nos enseñaba a comer con ganas, follar con ganas, a amar sin miedo? Eso sí que era proteger y no lo que le habían hecho a Aurora.

Yo nunca he sabido darme libertad.

Ése es el tema.

un secundario en el programa de mi propia vida.

estar segura del aplauso final.

Sales al escenario sin maquillar y sin saberte el papel. Y yo siempre había tenido pánico escénico.

Hay mujeres que compran flores y otras que no. Eso es todo.

A mi alrededor una montaña encharcada de cojines, latas, cacerolas, libros… sigo

abrazada a tus cenizas. Todo se acuna suavemente hacia los lados. Subo descalza las

escaleras para no resbalarme y al asomarme, la luz de flash del amanecer me ciega los

ojos, como si el paisaje me hubiera sacado una foto. Vuelvo a bajar, recojo la urna y

subo de nuevo, dejándola en el suelo de la cubierta con cuidado.