Con pasión y riesgo, así parece escribir siempre Juan Carlos Méndez Guédez, uno de los más valiosos narradores hispanoamericanos de la actualidad. Con emoción, intensidad y seducción están escritas –y es lo que trasmiten— los tres relatos que forman La noche y yo, que en el fondo bien podrían ser una única conversación cruzada con otras conversaciones alrededor de una historia de amistad y sexo y abandono y reunión; o varias historias de recuerdos y deseos, arrepentimientos y decisiones e insomnios; o una historia de Caracas lloviendo, o de Madrid lloviendo o, incluso, de Bir Tawil con lluvia, y de noche, “la noche como un cuchillo que abre en dos el vientre de un pescado”; y una historia o varias de libros subrayados, de lecturas y lectores, de gente que vive por los libros y desde los libros, porque –como señala uno de los narradores de La noche y yo— solo en lo que leemos fuera somos capaces de reconocernos dentro.