«Niños constructores […]. Niños fascinantes, niños divertidos, niños que siempre merece la pena observar y escuchar, no por un deber vocacional o por cariño, sino por interés, curiosidad, pasión, diversión, porque es interesante descubrir qué hace un niño delante de un agujero en una pared o delante de un espejo […].»