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Libros
Ana María Shua

Temporada de fantasmas

  • Patricia Suárezcompartió una citahace 6 meses
    Los acon‍­te‍­ci‍­mien‍­tos del pa‍­sa‍­do son los que de‍­ter‍­mi‍­nan el pre‍­sen‍­te. Por ejem‍­plo, si tus pa‍­dres no se hu‍­bie‍­ran co‍­no‍­ci‍­do, hoy no exis‍­ti‍­rías
  • Mariana Nomáscompartió una citahace 8 meses
    Filtro de amor

    Para hacerse querer, machacar en un mortero de plomo diez ojos de murciélago y una cabeza de mamba fresca hasta reducirlas a una pasta. Incorporar lentamente quince dientes de ajo crudo y disolver en bencina. Cuando la persona amada beba este filtro le crecerá de inmediato el labio superior hasta colgar por debajo de la barbilla, sus ojos perderán color, adquiriendo un aspecto protuberante, la nariz se le achatará a la manera de los cerdos, la columna vertebral, combada, formará una joroba, las articulaciones de las manos le quedarán rígidas y deformes, se le ennegrecerán los dientes y se enamorará perdidamente de usted.
  • Mariana Nomáscompartió una citahace 8 meses
    El experto observador de fantasmas sabe que debe optar por una mirada indiferente, nunca directa, aceptar esa percepción imprecisa, de costado, sin tratar de apropiarse de un significado evanescente que se deshace entre los dedos: textos translúcidos, medusas del sentido.

    Se abre la Temporada de Fantasmas.
  • Tesacompartió una citahace 9 meses
    En un cuento popular chamacoco (pueblo indígena del chaco argentino-paraguayo) una mujer tiene como amante a su caballo y muere al dar a luz un potrillo demasiado grande para su cuerpo. Hoy una cesárea la hubiera salvado. Así colabora la ciencia con el mal, que la naturaleza castiga.
  • Tesacompartió una citahace 9 meses
    Por ejemplo, si durante el cretásico superior cierto plesiosaurio carnívoro no se hubiera comido los huevos que una hembra de triceratops desovó tontamente cerca de la orilla, quizás, vaya uno a saber, me seguirías queriendo.
  • Josué Osbournecompartió una citahace 9 meses
    La peste de los recuerdos

    Quedan ensimismados, silenciosas las roldanas de los aljibes, endureciéndose la masa levada en las artesas. Los pájaros devoran los granos de trigo demasiado maduro y hasta los bebés se olvidan de llorar, recordando la oscuridad del vientre de su madre, el pezón en los labios.

    Nada se logra hablándoles de los placeres de la vida, pero a veces es posible persuadirlos de la necesidad de atesorar nuevos recuerdos.

    Entonces se ponen en movimiento lentamente y de a poco (los jóvenes primero, los muy viejos nunca más) comienzan otra vez a vivir sólo para darle gusto a la memoria, como todos los hombres.
  • Samiracompartió una citael año pasado
    Otro pacto con el diablo
  • Samiracompartió una citael año pasado
    No tengas pudor

    No tengas pudor de quitarte las vestiduras ante este pobre lémur de mirada extraviada, no vivirá mucho, hace días que no come, la huella de tu cuerpo desnudo se extinguirá con su pequeña mente condenada, la huella de tu cuerpo desnudo no es más inmortal, mi vida, que tu cuerpo, también tu recuerdo morirá, también el mío, para qué, entonces, qué diferencia, entonces, entre el desenfreno voraz de nuestra carne y el ascetismo de un lémur inapetente.
  • Mariana Aguilar Doncelcompartió una citael año pasado
    Para hacerse querer, machacar en un mortero de plomo diez ojos de murciélago y una cabeza de mamba fresca hasta reducirlas a una pasta. Incorporar lentamente quince dientes de ajo crudo y disolver en bencina
  • Mariana Aguilar Doncelcompartió una citael año pasado
    El experto observador de fantasmas sabe que debe optar por una mirada indiferente, nunca directa, aceptar esa percepción imprecisa, de costado, sin tratar de apropiarse de un significado evanescente que se deshace entre los dedos: textos translúcidos, medusas del sentido.
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