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Laura Quintana

Política de los cuerpos

  • Verónicacompartió una citahace 3 años
    «violenta apropiación de la labor», y con mecanismos de «desgaste [wearing out] de los cuerpos laborantes y no laborantes», que dan lugar a economías de precarización (en la flexibilización de los trabajos, los recortes en los sistemas públicos de salud y educación), como las que vemos imponerse por doquier en el mundo
  • Apuki MTcompartió una citahace 4 años
    efecto, en textos tempranos de su producción posalthusseriana, como La noche de los proletarios (1981, 2010), este autor atiende a la manera en que desplazamientos en las prácticas cotidianas de las corporalidades, en el uso de los tiempos y los espacios, producen «alteraciones estéticas» o sutiles fisuras en las formas de percibir y decir que pueden propiciar transformaciones colectivas de un espacio social (Quintana, 2016a: 1). Asimismo, en textos posteriores, más programáticos o de elaboración conceptual, como El desacuerdo (1995, 1996) o En los bordes de lo político (1990, 2010), Rancière subraya que en las cuestiones políticas está siempre en juego una dimensión estética, que atañe a la manera en que se experimenta un espacio común: las fronteras de ese espacio, lo que se comprende como compartido en este, y quienes son incluidos y pueden decidir sobre lo que se asume como común en él (Quintana, 2016a: 1)
  • Apuki MTcompartió una citahace 4 años
    En este sentido, los diferentes registros desde los cuales podría perseguirse la cuestión del cuerpo en la obra de Rancière tienen que ver con los distintos registros en los que aborda la política (como política de la emancipación singular, como política del arte, como subjetivación política) y la estética (como metodología cartográfica que traza repartos de lo sensible, como intervención particular en un determinado universo sensible, como régimen del arte), desde el doble nivel de la emancipación intelectual y la emancipación política, en sus diferencias y anudamientos.
  • Apuki MTcompartió una citahace 4 años
    Por supuesto, estas rápidas referencias indican ya que la cuestión del cuerpo es polivalente para Rancière. En juego están consideraciones sobre una lógica (caracterizada como policial por el autor) que ha pensado la vida en común en términos de un cuerpo social bien ordenado, sin suplemento; reflexiones acerca de cómo las acciones políticas desensamblan este cuerpo bien ordenado y pueden proponer otras configuraciones de lo común, pues «precisamente un colectivo político no es un organismo o un cuerpo comunitario
  • Apuki MTcompartió una citahace 4 años
    Rancière justamente define la actividad política como «todo aquello que desplaza a un cuerpo del lugar que le ha sido asignado o cambia la destinación de un lugar» (Rancière, 1996:
  • Selma RLcompartió una citahace 4 años
    La cuestión no es meramente la de autonomizar estos elementos, sino la de «autonomizar y hacer visibles las mil manifestaciones de la vida en los cuerpos» (Rancière, 2013b: 191).
  • Selma RLcompartió una citahace 4 años
    Así también se desestabiliza la frontera entre pensamiento y sensibilidad, pues el pensamiento, paradójicamente, solo se revela en la materialidad de un «movimiento impersonal» de la corporalidad.
  • Selma RLcompartió una citahace 4 años
    Según vimos en el capítulo 3, estos marcos de inteligibilidad representacionales suponen una lógica temporal unitaria, homogénea y lineal, que, además, tiene un carácter normativo resumible en la idea de un «estado
  • Selma RLcompartió una citahace 4 años
    En todos los casos anteriores se muestra que argumentar políticamente tiene que ver con una intervención estética (con intervenciones singulares en nombre de un colectivo, con manifestaciones de cuerpos acomunados u organizados), que en su aparecer (en gestos, en instancias de enunciación y en el mismo aparecer de sus cuerpos acomunados u organizados, en los tratos y los contactos que pueden darse entre ellos) escenifica (muestra, demuestra, de ahí la dimensión estética) los juegos de poder que sujetan o dominan a esos cuerpos; las injusticias y los problemas que estos padecen, y las formas de tratarlos. Además, en los ejemplos anteriores se deja ver que esta intervención estético-política opera a través de la conformación de unos sujetos políticos, cuya demostración no tiene mucho sentido en la gramática existente de lo común, pero sí en otros arreglos colectivos que los manifestantes hacen como si existieran, en medio del orden de lo sensible en el que intervienen.
    Los argumentos políticos son entonces argumentos poéticos, argumentos-gestos y siempre argumentos-en-acto, desplegados por corporalidades que, con sus reclamos inéditos, también demuestran que pueden, como no se esperaba de ellas.26 Demostraciones –no necesariamente verbales– que desplazan y modifican prácticas de sentido corporalizadas, muchas de ellas verbales, que pueden apropiarse y desplegarse en escenarios polémicos, fracturando así las corporizaciones existentes (Quintana, 2016a: 16). Dado esto, los argumentos políticos tienen siempre una dimensión corporal, afectiva, y esto es transversal a la constitución y la demostración de
  • Selma RLcompartió una citahace 4 años
    Se trató de unos gestos que mostraban cómo los cuerpos pueden estar juntos resistiendo, en soledad, y que dejaban ver también su impotencia, su arrojamiento y su fragilidad, pero también su persistencia y su aguante de ocupar la plaza en la mayor inoperancia, así como la arbitrariedad y la violencia de la fuerza policial, que se hizo más visible por el gesto.
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