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Julio Cortázar

Rayuela

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No es posible hablar del argumento de Rayuela sin caer en inevitables reduccionismos que nos alejan del sentido de la obra, ya que lo relevante de esta novela no es lo intrincado o novedoso de la trama, sino el vasto universo psicológico de cada personaje y la relación que, desde este universo, establecen con el amor, la muerte, los celos y el arte. El amor turbulento de Oliveira y La Maga, los amigos del Club de la Serpiente, las caminatas por París en busca del cielo y el infierno tienen su contracara en la aventura simétrica de Oliveira, Talita y Traveler en un Buenos Aires teñido por el recuerdo. A cincuenta años de su primera edición, Rayuela sigue siendo un libro de hallazgos. La aparición de Rayuela en 1963 conmocionó el panorama cultural de su tiempo y supuso una verdadera revolución en la narrativa en lengua castellana: por primera vez un escritor llevaba hasta las últimas consecuencias la voluntad de transgredir el orden tradicional de una historia y el lenguaje para contarla. Es quizás el libro donde Cortázar está entero, con toda su complejidad poética, con su imaginación y su humor.
Este libro no está disponible por el momento.
902 páginas impresas
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Opiniones

  • Fabricio Rondoncompartió su opiniónhace 15 días
    🙈Ni fu ni fa

  • Santiagocompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó

  • Miyu Marianacompartió su opiniónhace 5 años
    🚀Adictivo

Citas

  • Michel Isidrocompartió una citahace 7 años
    No se queda en sí mismo, sino que es llave, invitación al salto: «Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto…»
  • Sofi An Cruzcompartió una citaanteayer
    la misma manera a la Maga le encantaban los líos inverosímiles en que andaba metida siempre por causa del fracaso de las leyes en su vida. Era de las que rompen los puentes con sólo cruzarlos, o se acuerdan llorando a gritos de haber visto en una vitrina el décimo de lotería que acaba de ganar cinco millones. Por mi parte ya me había acostumbrado a que me pasaran cosas modestamente excepcionales, y no encontraba demasiado horrible que al entrar en un cuarto a oscuras para recoger un álbum de discos, sintiera bullir en la palma de la mano el cuerpo vivo de un ciempiés gigante que había elegido dormir en el lomo del álbum. Eso, y encontrar grandes pelusas grises o verdes dentro de un paquete de cigarrillos, u oír el silbato de una locomotora exactamente en el momento y el tono necesarios para incorporarse ex officio a un pasaje de una sinfonía de Ludwig van[37], o entrar a una pissotière de la rue de Médicis[38] y ver a un hombre que orinaba aplicadamente hasta el momento en que, apartándose de su compartimento, giraba hacia mí y me mostraba, sosteniéndolo en la palma de la mano como un objeto litúrgico y precioso, un miembro de dimensiones y colores increíbles, y en el mismo instante darme cuenta de que ese hombre era exactamente igual a otro (aunque no era el otro) que veinticuatro horas antes, en la Salle de Géographie[39], había disertado sobre tótems y tabúes[40], y había mostrado al público, sosteniéndolos preciosamente en la palma de la mano, bastoncillos de marfil, plumas de pájaro lira, monedas rituales, fósiles mágicos, estrellas de mar, pescados secos, fotografías de concubinas reales, ofrendas de cazadores, enormes escarabajos embalsamados que hacían temblar de asustada delicia a las infaltables señoras.
  • Sofi An Cruzcompartió una citaanteayer
    Cómo podía yo sospechar que aquello que parecía tan mentira era verdadero, un Figari con violetas de anochecer, con caras lívidas, con hambre y golpes en los rincones. Más tarde te creí, más tarde hubo razones, hubo madame Léonie que mirándome la mano que había dormido con tus senos me repitió casi tus mismas palabras. «Ella sufre en alguna parte. Siempre ha sufrido. Es muy alegre, adora el amarillo, su pájaro es el mirlo, su hora la noche, su puente el Pont des Arts». (Una pinaza color borravino, Maga, y por qué no nos habremos ido en ella cuando todavía era tiempo.)

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