Diez negritos

¡En plena vida pertenecemos a la muerte!

En medicina lo corriente es la fe la que salva.

en los que un documento muy importante se introducía en una botella y se la confiaba a las olas del océano

—Tenga, muñeca, no la engañarán esta vez.

—¡Claro! He tenido que buscarla, pues no se echa las manos encima a un rollo de cuerda cuando no se sabe dónde está

lo juraría por mi vida. Este hombre ha decidido castigar a ciertos individuos por faltas cometidas que escapan a la ley.

«Ten por seguro que tus pecados te remorderán.» Es la mayor verdad, nadie escapa a su propia conciencia.

—¡Velad y orad! —conjuró—. ¡Velad y orad! ¡El día del Juicio se aproxima!

Uno se figura un montón de cosas y se imagina que los otros le miran de reojo.

Esta isla debía su nombre a su parecido con una cabeza de hombre… con los labios negros