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Albert Camus

Los Justos

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Estrenada en 1949, LOS JUSTOS desarrolla dramáticamente, en el ámbito histórico de la Rusia zarista, algunos de los temas que obsesionaron a Albert Camus (1913–1960) a lo largo de su vida y que atraviesan como hilo conductor toda su obra. La contraposición entre el idealista Ivan Kaliayev y el implacable Stepan Fedorov arroja luz sobre el dilema moral implícito en todo terrorismo y permite al autor, a través de unos diálogos de gran belleza literaria y densidad ideológica, desplegar la compleja dialéctica del fin y los medios, así como mostrar la opresión y el despotismo implicados objetivamente en la utilización de una violencia subjetivamente justificada.
Este libro no está disponible por el momento.
54 páginas impresas
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Opiniones

  • Santiago Romerocompartió su opiniónhace 5 años
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo
    💧Prepárate para llorar

    ¿Es justificada la violencia aunque sea objetivamente?
    Camus nos pone en jaque ante un dilema moral que acarrea renuncias y desahucios.
    Espléndida obra de teatro, corta, rápida leer pues fácilmente surfeas en su exquisita narrativa.

  • Ale Ramoscompartió su opiniónhace 7 años
    👍Me gustó
    🚀Adictivo

    Increíble.

  • Noé Vargas Ruizcompartió su opiniónhace 6 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho

Citas

  • Santiago Romerocompartió una citahace 5 años
    Nunca ya seremos niños, Boria. Con el primer crimen, huye la infancia.
  • Santiago Romerocompartió una citahace 5 años
    FOKA retrocede.)

    KALIAYEV: ¿Qué te pasa?

    EL: GUARDIÁN No tan alto. Y tú, viejo, date prisa.

    FOKA: No me fío. Todo esto no es normal. A nadie se le ocurre hacerse meter en la cárcel por historias de santos y de carretas. Y, además, hay otra cosa...

    (EL GUARDIÁN se ríe.)

    KALIAYEV (Mirándolo): ¿Qué?

    FOKA: ¿Qué les hacen a los que matan a los grandes duques?

    KALIAYEV: Los cuelgan.

    FOKA: ¡Ah!

    (Y se va, mientras EL GUARDIÁN ríe cada vez más fuerte.)

    KALIAYEV: Quédate. ¿Qué te he hecho yo?

    FOKA: No me has hecho nada. Por muy barín que seas, no quiero engañarte. Uno charla, así pasa el tiempo, pero si te van a colgar, no está bien.

    KALIAYEV: ¿Por qué?

    EL: GUARDIÁN (riendo): Vamos, viejo, díselo...

    FOKA: Porque no puedes hablarme como a un hermano. Yo soy el que cuelga a los condenados.

    KALIAYEV: ¿No eres tú también un forzado?

    FOKA: Precisamente por eso. Me propusieron hacer este trabajo, y por cada ahorcado me quitan un año de cárcel. Es un buen negocio.

    KALIAYEV: ¿Para perdonarte tus crímenes, te hacen cometer otros?

    FOKA: Oh, no son crímenes, porque hay una orden. Y, además, eso les da igual. Si quieres saber mi opinión, no son cristianos.

    KALIAYEV: ¿Y cuántas veces, ya?

    FOKA: Dos veces.
  • Santiago Romerocompartió una citahace 5 años
    KALIAYEV (después de un silencio): Nadie te querrá nunca como yo te quiero.

    DORA: Lo sé. Pero ¿no es preferible querer como todo el mundo?

    KALIAYEV: No soy cualquiera. Te quiero como soy.

    DORA: ¿Me quieres más que a la justicia, más que a la organización?

    KALIAYEV: No te separo de la organización y la justicia.

    DORA: Sí, pero contéstame; te lo ruego, contéstame. ¿Me quieres en la soledad, con ternura, con egoísmo? ¿Me querrías si fuera injusta?

    KALIAYEV: Si fueras injusta y pudiese quererte, no te querría a ti

    DORA: No contestas. Dime esto solamente; ¿me querrías si yo no estuviera en la organización?

    KALIAYEV: ¿Dónde estarías, entonces?

    DORA: Recuerdo el tiempo en que estudiaba. Reía. Era hermosa entonces. Me pasaba las horas paseando y soñando. ¿Me querrías ligera y despreocupada?

    KALIAYEV (vacila; en voz muy baja): Me muero de ganas de decirte que sí.

    DORA (lanzando un grito): Entonces di que sí, querido, si lo piensas y si es cierto. Sí, frente a la justicia, delante de la miseria y del pueblo encadenado. Sí, sí, te lo ruego, a pesar de la agonía de los niños, a pesar de los ahorcados y de los azotados hasta la muerte...

    KALIAYEV: Calla, Dora.

    DORA: No, que una vez por lo menos hable el corazón. Espero que me llames, a mí, a Dora, que me llames por encima de este mundo envenenado de injusticia...

    KALIAYEV (brutalmente): Calla. Mi corazón sólo me habla de ti. Pero, dentro de un instante, no deberé temblar.

    DORA (enajenada): ¿Dentro de un instante? Sí, me olvidaba... (Se ríe como sí llorara.) No, está muy bien, querido. No te enojes, no he sido razonable. Es el cansancio. Yo tampoco hubiera podido decirlo. Te quiero con el mismo amor un poco fijo, en la justicia y las prisiones. El verano, Yanek, ¿recuerdas? Pero no, es el eterno invierno. No somos de este mundo, somos justos. Hay un calor que no es para nosotros.(Apartándose.) ¡Ay, piedad para los justos!

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