Aunque la historia nació en Mesopotamia, el origen de la civilización occidental hay que buscarlo en una península inhóspita y accidentada situada a orillas del mar Egeo, cuyos habitantes, que se habían vuelto osados al tener en su poder el «fuego de los dioses, fuente de las artes y las ciencias», inventaron el teatro, la filosofía, la democratia y, por supuesto, la ciencia