Carlitos le decía a Lucila: “Mira Lucila estas manos…estas manos van a ayudar a miles de niños a salir de la pobreza!… estas manos traerán felicidad a muchos seres humanos!…estas manos moldearán un futuro mejor!…estas manos las usara Dios para ayudar a acelerar la Gran Comisión!
Lo único que atinó a decirle Lucila fue: “Pero, Carlitos, primero quítate la gelatina que tienes en tus manos!”
La primavera espiritual o el avivamiento siempre empieza con el individuo y no con la institución. Creo que muchas veces erramos al orar y orar por una limpieza, arrepentimiento y avivamiento corporativo, olvidando que Dios siempre trabaja a través de personas…y, a través de ellas bendice las instituciones y naciones.
Las instituciones y naciones no cambiarán si no hay personas (no tienen que ser todas) que estén dispuestas a buscar profundamente a Dios para experimentar un cambio radical en el modus vivendis y operandis.
Así como otros líderes sienten y creen, yo siento y veo venir un gran avivamiento que generará una Siembra inédita, trayendo consigo la Cosecha más grande de todos los tiempos. Y todo esto empezará con hijos de Dios que empiecen a tomar seriamente la oración y el ayuno como herramientas centrales para gestar un cambio drástico, primero a nivel personal, y luego a nivel grupal e institucional.
Siento que Dios me impulso a escribir este libro, en un tiempo récord, para pregonar ayuno y oración en cada familia, iglesia, pueblo, ciudad