Leonardo Padura

Herejes

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  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Y eso es lo peor: que algo horrible parezca normal para algunos... Lo que más me entristece es comprobar que deben ocurrir historias como la tuya, o producirse renuncias lamentables como la de Salom Italia, para que los hombres por fin aprendamos cómo la fe en un Dios, en un príncipe, en un país, la obediencia a mandatos supuestamente creados para nuestro bien, pueden convertirse en una cárcel para la sustancia que nos distingue: nuestra voluntad y nuestra inteligencia de seres humanos. Es un revés de la libertad y...», cortó su frase porque con la vehemencia que lo había ido dominando uno de sus pies golpeó el vaso y derramó el vino en el suelo entablado
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Pero siempre fueron puros sueños, irrealizables para sus posibilidades económicas y de ciudadano de un país con las fronteras prácticamente clausuradas por murallas de decretos y prohibiciones, como le recordara Judy. Y, él lo sabía, los sueños, sueños son. Por ello, como otros viajeros inmóviles, se dedicó a recorrer el mundo a través de los libros, y se sintió satisfecho.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Después de varios años sin sentirse compulsado a hurgar en la vida de nadie, con pocos meses de diferencia dos historias de muerte habían salido a su encuentro, movidas por el mismo resorte: el que había soltado un judío polaco que había dejado de creer en Dios, que se impuso ser cubano y que, en la más ardua encrucijada de su vida, se creyó con fuerzas suficientes para matar a un hombre que había tenido en sus manos la vida de sus padres y su hermana. Y aquellas historias, al parecer remotas, habían tenido uno de sus puntos de coincidencia visible en esa precisa esquina habanera, un espacio físico que ahora Conde se dedicaba a observar, mientras se limpiaba la cara humedecida por el sudor que le sacaba de las entrañas el impúdico calor de agosto y se preguntaba por los modos en que se crean, avanzan, tuercen y hasta confluyen los caminos de la vida de personas distintas y distantes.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    El silencio regresó y Conde se sintió agotado. En realidad, decepcionado. Porque incluso llegar a saber la verdad, sin poder demostrarla, no podía garantizar que se hiciese justicia.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Si aquel era el camino de la libertad, sin duda resultaba una vía dolorosa, como muchas de las carreteras que han pretendido conducir a la redención, terrenal o trascendente. Pero, a pesar de sus muchos prejuicios y de su moral preevolucionista, ahora que conocía más de aquel empeño emancipador, Conde no podía dejar de sentir una cálida admiración por unos jóvenes que, como Judy la filósofa y lideresa, se sentían capaces de echar todo al fuego —«Es mejor quemarse que apagarse lentamente», Cobain dixit—, incluidos sus cuerpos. Porque sus almas ya eran incombustibles, más aún, inapresables. Al menos de momento.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Lo que sí sabía Mario Conde, algo que antes intuía y ahora había podido comprobar fehacientemente, era que Judy y sus amigos resultaban la punta visible y más llamativa del iceberg de una generación de herejes con causa. Aquellos jóvenes habían nacido justo en los días más arduos de la crisis, cuando más se hablaba de la Opción Cero que, en el pico del desastre, podría enviar a los cubanos a vivir en los campos y montañas, como indígenas cazadores-recolectores del neolítico insular de la era digital y los viajes espaciales. Esos muchachos habían nacido y crecido sin nada, en un país que empezaba a alejarse de sí mismo para convertirse en otro en el cual las viejas consignas sonaban cada día más huecas y desasidas, mientras la vida cotidiana se vaciaba de promesas y se llenaba de nuevas exigencias: tener dólares (con independencia de la vía de obtención), buscarse la vida por medios propios, no pretender participar de la cosa pública, mirar como se observa un caramelo el mundo que estaba más allá de las bardas insulares y aspirar a saltar hacia él. Y daban el salto sin romanticismos ni cuentos chinos. Como a su manera le dijera la doctora Cañizares, la falta de fe y de confianza en los proyectos colectivos había generado la necesidad de crearse intenciones propias y el único camino entrevisto por aquellos jóvenes para llegar a esas intenciones había sido la liberación de todos los lastres.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    —Chico, la cosa es que esos muchachos no creen en nada porque no encuentran nada en que creer. El cuento de trabajar por ese futuro mejor que nunca ha llegado, a ellos no les da ni frío ni calor, porque para ellos ya no es ni un cuento..., es mentira. Aquí los que no trabajan viven mejor que los que trabajan y estudian, los que se gradúan de la universidad después se las ven canutas para que los dejen salir del país si quisieran irse, los que se sacrificaron por años hoy se están muriendo de hambre con una jubilación que no les da ni para comprarse aguacates. Y entonces ellos ni siquiera sacan cuentas: unos se van para donde puedan, otros quieren hacerlo, otros viven del invento, otros se hacen cualquier cosa que dé dinero: putas, taxistas, chulos... Y otros más se hacen frikis, rockeros y emos. Si sumas todos esos otros, verás que la cuenta está cabrona, son muchísimos. Eso es lo que hay. No le des más vueltas. A eso llegamos después de tanta cantaleta con la fraternal disputa para ganar la bandera de colectivo vanguardia nacional en la emulación socialista y la condición de obrero ejemplar.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    —Los gnósticos, que mezclaban cristianismo y judaísmo para pretender llegar a un conocimiento de lo intangible, están en el origen de todas estas filosofías juveniles, aunque sus practicantes casi nunca tengan la menor idea de eso... Los que piensan un poco consideran que el alma es cautiva de un cuerpo sometido a la duración, a la muerte, a un universo material y, por tanto, oscuro. Por eso han llevado el odio al cuerpo al extremo de considerarlo una indignidad sin remedio. A ese proceso se le llama ensomatosis: porque el alma ha caído en el cuerpo insatisfactorio y perecedero en el cual se pierde. La carne del hombre constituye la parte maldita, condenada a la muerte, el envejecimiento, la enfermedad. Para llegar a lo intangible es preciso liberar el alma: siempre la liberación, siempre la libertad, como ves... Pero todo este pensamiento, mal asido y peor cosido, funciona de muy distintas maneras en las mentes de esos muchachos. Porque si desprecian el cuerpo, muchas veces también temen a la muerte. Y se empeñan en corregir el cuerpo, en superar lo que Kundera (¿por qué crees que Judy lo lee?) llamó la insoportable levedad del ser. ¿Te acuerdas de Blade Runner y sus criaturas de físicos perfectos pero también condenados a la muerte...? Estos jóvenes se congratulan de estar viviendo en lo que Marabe llama el tiempo postbiológico, y Stelare el postevolucionista: aunque la verdad es que la mayoría de ellos no tienen idea de estas síntesis, sino de sus consecuencias, a veces solo de sus fanfarrias... Pero, como sea, participan de la certeza de estar viviendo en el tiempo del fin del cuerpo, ese lamentable artefacto de la historia humana que ahora la genética, la robótica o la informática pueden y deben reformar o eliminar...
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    Conde la escuchaba y trataba de seguirla por aquel flujo de revelaciones capaz de enfrentarlo a un concepto de la búsqueda de la libertad que, al final, no hacía más que conducir a su negación, pues abría las rejas de otras cárceles, según lo entendía él, militante agnóstico y, con toda certeza, preevolucionista. Lo más corrosivo resultaba el hecho de que, en los últimos años, él había convivido en la misma ciudad con aquellos jóvenes y apenas se había detenido a observarlos, pues los consideraba una especie de payasos de la postmodernidad empecinados en apartarse de los códigos sociales por el recurso de hacerse notablemente distintos, y jamás les había concedido la profundidad de un pensamiento y unos objetivos libertarios (libertarios más que liberadores, se reafirmó en la idea, apoyado por la anarquía de sus búsquedas). A pesar de los grilletes que se colocaban. Pero eran sus grilletes, y esa propiedad marcaba la diferencia. La diferencia de que le hablara Candito. La diferencia que parecía buscar Judy. La diferencia en un país que pretendía haberlas borrado y que en su realidad de todos los días se iba llenando de capas, grupos, clanes, dinastías que destrozaban la presunta homogeneidad concebida por decreto político y por mandato filosófico.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 5 años
    La doctora Eugenia Cañizares era considerada la máxima autoridad criolla en el tema de la relación con el cuerpo de los jóvenes adictos a las filosofías punk, emo, rasta y freak. Años había dedicado a convivir con las ansias y angustias de aquellos muchachos y a intercambiar criterios con especialistas como el francés David Le Bretón, según ella un tipo encantador y el más coherente de los estudiosos del tema. El libro de la Cañizares sobre la historia y el presente de la práctica del tatuaje en Cuba era uno de los resultados de aquella cercanía.
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