Luis Sepúlveda

Desencuentros

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Como si la vida estuviera hecha de un cúmulo de imperceptibles fallos, que convierten con frecuencia los deseos, los amores, las amistades, los sueños, los proyectos políticos, todo aquello en fin que realmente cuenta para cualquier ser humano, en inexorables desvíos del destino, estas veintisiete historias van desgranando situaciones marcadas por deslices, quiebros y desencuentros que, por una razón u otra, no han sabido o no han podido evitar. A veces la desventura ajena hace reír, y otras, cuando ésta se convierte en espejo de uno mismo, hace pensar. Así son estas historias: conmovedoras, risibles, ensoñadoras, todas entretenidas. Y nos conducen a lugares lejanos, a misteriosas intrigas, a extrañas conspiraciones, a cafés portuarios, pero también a cuartos oscuros, a pequeños talleres, a librerías de viejo, poblados de personajes estrafalarios o corrientes, pero todos, sin saberlo, en el filo de una navaja.
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206 páginas impresas
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Opiniones

  • Yatzel Roldáncompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó
    💡He aprendido mucho
    🚀Adictivo

Citas

  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 4 años
    Era un viaje aburrido. La pampa salitrera murió hace demasiado tiempo y los pueblos abandonados hasta por los fantasmas de los mineros no ofrecían ningún espectáculo digno de mención. Hasta los guanacos, que a veces languidecían de tedio mirando el paso del tren con expresión idiota, eran aburridos. Uno ve uno y con eso los ha visto todos.
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 4 años
    París. No sé. Me gusta porque vivo la presencia de otros. Habito con y en el recuerdo de otros a los que quise, a los que quiero. Todavía no he llegado a conocerlo en la intensidad de la lengua y de la sangre, aunque una vez dejé un trocito de cuerpo en una vieja casa del Boulevard des Batignoles y terminé agarrado a patadas con un yanqui ex campeón de pesos medianos. No sé. ¿Cómo decirlo? En ese tiempo no era yo, el de ahora. Era la sombra de Hemingway recorriendo las calles en busca de puerros y de las virutas del lápiz del maestro. París. Ahora se me ocurre que tengo serios problemas con los cagaderos parisinos. Cuando era muy joven me fracturé una pierna jugando al toma y daca con unos policías, y desde entonces soy absolutamente inepto para el tipo de gimnasia que exige la cultura sanitaria francesa. Pero no más divagaciones. Usted quiere que le hable en lenguaje de escritor de cuentos y ya hemos empezado diciendo que "es 12 de febrero".
  • Yatzel Roldáncompartió una citahace 4 años
    París. ¿Cómo decirlo? Temporadas breves, claro. A lo más un par de semanas, y desde que los franchutes se pusieron duros con las visas, nada más que unas horas mientras espero la combinación ferroviaria que habrá de llevarme a Madrid o de regreso a las orillas del Elba. Por lo general viajo con poco equipaje, así puedo caminar desde la Gare du Nord hasta la Gare d'Austerlitz evitando la línea cinco del metro que en las horas de gran público tiene un olor que para qué le cuento.

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