Cuando los boxeadores fueron llamados al ring, Johann Trollmann, alias “Rukeli”, apareció con el pelo teñido de un rubio chillón. Iba cubierto de la cabeza a los pies con polvo blanco. No solo se había esforzado por parecer un alemán blanco, sino que peleó como decían que debería hacerlo un ario. Desde el primer asalto, apenas movió los pies. Se quedó plantado y retó a su contrincante para que se acercara a intercambiar golpes, sin retirada. De esta forma Rukeli usó su visibilidad en el cuadrilátero para protestar contra el régimen nazi y los prejuicios raciales de la época. En 1933, ganó el título de boxeo de peso semipesado de Alemania, pero los nazis no aceptaron su triunfo porque era gitano.
Más allá de la dramática vida de Rukeli, Jud Nirenberg explora en este libro la forma en que otros boxeadores y atletas lidiaron con el racismo nazi. Los Juegos Olímpicos de 1936, personajes como Joe Louis, Max Baer, Max Schmeling, Jesse Owens, Helene Mayer (la única judía que representó a Alemania en los Juegos Olímpicos) y Adolph Hitler, un fanático del boxeo, forman parte también de esta historia.
«Este es un libro importante… un apasionante relato sobre la persecución gitana durante el Holocausto. La historia gitana ha sido ignorada o consignada a pie de página por carecer de una diáspora influyente, bien posicionada y con apoyo institucional. Nirenberg tiene un estilo apasionante y fluido, su libro es muy recomendable.»
Prof. Ernest Latham (historiador)
«Primero me excluyen de los juegos olímpicos porque un gitano no puede representar a Alemania, después me quitan el título de campeón porque un gitano no puede convertirse en un campeón alemán, luego van y me obligan a divorciarme para salvar a mi esposa y a mi hija […] ¡Pero para ir a la guerra a defender a Alemania un gitano vale perfectamente!».
Dario Fo, El campeón prohibido