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Libros
John Carreyrou

Mala sangre

En 2014 Elizabeth Holmes era considerada como la mujer Steve Jobs: una brillante alumna que abandonó Stanford, cuyo mágica nueva empresa prometía revolucionar la industria médica con una máquina que haría las pruebas de sangre significativamente más rápidas y fáciles.
Respaldados por inversionistas importantes, Theranos vendió acciones en una ronda de recaudación que valoró a la compañía en más de 9.000 millones.
Solo había un problema: la tecnología no funcionaba.
Durante años, Holmes había engañado a inversionistas, funcionarios de la FDA y a sus empleados. Cuando John Carreyrou destapó escándalo en 2015 en el Wall Street Journal fueron amenazados con demandas. En 2017 el valor de la compañía era cero y Holmes se enfrentaba a una acción legal potencial del gobierno e inversionistas.
458 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Opiniones

  • Henri López Pinedacompartió su opiniónhace 7 meses
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    🌴Perfecto para la playa
    🚀Adictivo

  • Claudia L Jimenezcompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó

  • Abraham Segundo Apodacacompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó

Citas

  • Mayra Cruzcompartió una citahace 5 años
    parecía pensar que con tan solo poner todas las partes en una caja y encenderlas, funcionaría. Como si fuera así de fácil.
  • Henri López Pinedacompartió una citahace 7 meses
    Una de ellas era de Michael Jordan: «He fallado más de nueve mil tiros en mi carrera. He perdido casi trescientos partidos. Veintiséis veces me han confiado lanzar el tiro ganador y lo he fallado. He fallado una y otra vez en mi vida. Y por eso es por lo que tengo éxito». Otra era de Theodore Roosevelt: «De lejos, el mejor premio que la vida tiene que ofrecer es la oportunidad de trabajar duro en un trabajo que vale la pena».
  • lilcompartió una citahace 2 años
    a FDA había considerado durante mucho tiempo que podía regular los LDT, como se conocían las pruebas desarrolladas en laboratorio. Sin embargo, en la práctica, no lo había hecho porque en 1976, cuando se enmendó la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos para ampliar la autoridad de la FDA a dispositivos médicos, los LDT no eran comunes. Solo los realizaban en ocasiones los laboratorios locales, cuando un caso médico inusual lo requería.[158]
    Aquello cambió en los años noventa, cuando los laboratorios comenzaron a realizar pruebas más complejas para uso masivo, incluidas las pruebas genéticas.[159] Según los cálculos de la FDA, desde entonces se han comercializado decenas de pruebas defectuosas y poco fiables para afecciones que van desde la tos ferina y la enfermedad de Lyme hasta diversos tipos de cáncer, lo que resulta en un daño indecible para los pacientes

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