Pero éste es un mundo muy grande, muchacho —gracias a Dios, pues si no, entre miriñaques y teorías, a algunos de nosotros nos aplastarían—, y hay mucho sitio para las hadas, aunque la gente no las vea; a menos que, claro, miren en el lugar adecuado. Verás, las cosas más maravillosas y poderosas del mundo son precisamente las cosas que nadie puede ver. Hay vida en ti, y esa vida en ti es lo que te hace crecer y moverte y pensar; y, sin embargo, no la puedes ver. Hay vapor en una máquina de vapor, y eso es lo que la hace moverse; y, no obstante, no lo puedes ver. Así que puede que haya hadas en el mundo y puede que sean ellas justamente las que hacen que el mundo gire al compás de la vieja melodía