Giles MacDonough

Después del Reich

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  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    Alemania occidental no tardó en recomponerse; crecieron edificios como setas para sustituir a los destruidos en la guerra. Una inmensa fealdad sustituyó a las ruinas. Si se les permitiese, podrían acabar olvidando la sangre que habían derramado y se centrarían en el nacimiento de una nueva Alemania que habían regado con la suya.
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    La hipocresía fue un ingrediente remarcable. Desde aquellas fechas han salido a la luz numerosas atrocidades cometidas por los Aliados, en particular la matanza de prisioneros de guerra en Biscari ordenada por el general Patton. El hundimiento de la flota francesa en Orán por los británicos, con la pérdida de unas mil quinientas vidas francesas, no constituyó ningún secreto; no fue sino un episodio más de la tradición naval británica que tuvo su origen en Copenhague en 1805.
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    Fue indignante que los Aliados conspiraran para despojar a los prisioneros de su condición legal. Incluso puede calificarse de escándalo la muerte de un millón y medio debido al mal trato que recibieron. La actitud de los rusos es comprensible, aunque imperdonable: los alemanes habían dado muerte sistemáticamente a tres millones de sus prisioneros rusos.
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    La némesis de esta campaña rusa de obtención de trofeos era el departamento MFAA (Monuments, Fine Arts and Archives; Monumentos, Bellas Artes y Archivos) del ejército de Estados Unidos, que también se llevó obras de arte, incluidos doscientos lienzos encontrados en Berlín, y las puso bajo «custodia».
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    El máximo ladrón de obras de arte de todos los tiempos fue probablemente Napoleón Bonaparte, y los museos franceses de provincias siguen almacenando obras pictóricas obtenidas durante sus campañas. Los nazis saquearon también objetos de arte a su paso, pero en comparación con el Ejército Rojo resultaron ser unos aficionados. En un primer momento se planeó exponer las obras de arte robadas por las tropas soviéticas en un enorme museo de trofeos de guerra (el equivalente al museo de Hitler en Linz).
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    Como en la Viena de El tercer hombre, la colaboración entre las policías del este y el oeste era inexistente. Berlín era un paraíso para delincuentes como Gladow.
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    El caso de Werner Gladow, el «Al Capone de la Alexanderplatz», constituye un sorprendente ejemplo de criminalidad que tuvo sus orígenes en el mercado negro. Gladow había nacido en mayo de 1931 y era hijo de un carnicero.
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    acabar la guerra, Alemania se vio afectada por una plaga de jabalíes que, a su manera, eran tan aterradores como las bandas de merodeadores compuestas por desplazados del este de Europa. Los jabalíes devoraban las patatas y otros cultivos. Los agricultores se armaron de arcos y flechas, pues se les había obligado a entregar sus armas de fuego. La mayoría no tenían modo de darles muerte, y los animales acababan siendo víctimas de los soldados aliados, que los cazaban por deporte y no por hambre.
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    Algunos de los peores asesinos, los que habían enviado a la muerte a miles de personas, los que llevaron a cabo las ejecuciones en el este como miembros de unidades de la policía, o los que manejaron los trenes que condujeron a los judíos a los campos de la muerte en el Gobierno General, no recibieron ningún castigo; se retiraron de la policía o del trabajo como ferroviarios sin que ninguno fuera llamado a rendir cuentas y murieron en la cama.
  • Carlos Vasquezcompartió una citahace 4 años
    La pregunta 25 se refería a la afiliación a alguna fraternidad estudiantil. Es posible que el autor del Fragebogen no estuviera al corriente de que las famosas Burschenschaften, las asociaciones de estudiantes, habían sido suspendidas a finales de 1935 y no se restablecieron hasta después de 1945. El primer clavo de su ataúd lo puso un estudiante borracho de Heidelberg que había llamado a casa del ayudante de Hitler para pedirle que preguntara al Führer cuál era la mejor manera de comer espárragos. Hitler no lo consideró divertido.
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