Interseccionalidad

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El desarrollo de múltiples formas de alfabetismo es un elemento de la educación para la conciencia crítica. FREIRE dice claramente que unos conocimientos y destrezas esenciales son la base de la conciencia crítica:

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El desarrollo de una conciencia crítica de la desigualdad social, y del lugar que uno ocupa en ella, puede propiciar el empoderamiento personal y colectivo. Esta conciencia crítica complementa y agranda la idea de C. Wright MILLS de la imaginación sociológica pulida en la intersección de la biografía personal, la historia y la estructura social (MILLS 2000).

desarrollo de una conciencia crítica de cómo se organizan los sistemas intersectantes de poder en y entre los ámbitos estructural, disciplinario, cultural e interpersonal del poder puede generar perspectivas sobre la desigualdad social nuevas y de mucha fuerza.

de la educación de la conciencia crítica, opuesta a la idea bancaria. Es una pedagogía alternativa de naturaleza dialógica, una forma de analizar críticamente el mundo haciendo preguntas, resolviendo problemas y pensando con actitud crítica.

La llegada del término “diversidad” implica la partida de otros términos y expresiones (quizás más críticos), entre ellos, “igualdad”, “mismas oportunidades” y “justicia social”. La genealogía del término “diversidad” induce a reflexionar sobre su atractivo institucional. Tal vez convenga que seamos cautos ante el carácter seductor de la diversidad y preguntarnos si la facilidad con que las instituciones la han incorporado apunta a que ha perdido su filo crítico.

Un método interseccional requiere, más que olvidar las diferencias o restarles valor, negociar aquellas que existen en las distintas tradiciones académicas y políticas de raza, clase, género, sexualidad, capacidad, nacionalidad, etnia, colonialismo, religión e inmigración. Esta metodología dialógica no da por supuesta ninguna relación preformada entre todas estas categorías. El objetivo es establecer estas conexiones en contextos sociales específicos. De modo que la heurística de la interseccionalidad es el punto de partida para la formación de coaliciones intelectuales de consenso y debate.

El uso de esquemas interseccionales para reconsiderar la desigualdad social requiere una metodología más participativa y democrática, que rechace las tendencias neoliberales a evaluar el conocimiento basándose en su “utilidad” o “función” para el proyecto personal de cada individuo.

El activismo juvenil por problemas relacionados con la educación es también importante dentro de la protesta social global. Durante la larga lucha contra el apartheid en Sudáfrica, los estudiantes de secundaria negros boicotearon los institutos, algunos durante varios años, porque se negaban a que se les enseñara en la lengua afrikáans. Esta “generación perdida” rechazaba la escuela formal destinada a que asumieran la desigualdad racial (FRANKLIN 2003). La campaña de defensa de la educación para las niñas y mujeres llevada a cabo por la activista paquistaní de los derechos humanos MALALA Yousafzai, casi le costó la vida. Después de recibir el Premio Nobel de la Paz por su lucha por el derecho de todos los niños a la educación, MALALA puso en marcha una escuela para niñas.