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Gueorgui Gospodínov

Física de la tristeza

  • neigealcompartió una citahace 4 años
    El Minotauro está sentado en la sillita, de espaldas al público. No impresiona porque parezca una bestia, sino porque en cierta manera es humano. Es su humanidad lo que te deja helado.
  • Anacompartió una citahace 2 años
    Recuerdo haber nacido como rosal silvestre, como perdiz, como Ginkgo biloba, como caracol, como nube de junio (el recuerdo es fugaz), como azafrán otoñal de color lila cerca de Halensee, como cerezo prematuro helado por la nieve tardía de abril, como la nieve que heló el crédulo cerezo…

    Yo somos.
  • Vanessa Lopcompartió una citahace 4 años
    tierra de nadie, entre el sueño y el día.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Siempre he estado muerto. Y siempre ha estado oscuro. Si la muerte es la oscuridad y la ausencia de los otros…
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Voy desarrollando una memoria peculiar de esos lugares sin memoria, los hoteles. La habitación de hotel ideal no debe recordar a ninguna presencia anterior. La limpieza después de que el huésped se haya marchado significa, por encima de todo, borrar la memoria. La cama debe olvidar el cuerpo anterior, hay que poner sábanas nuevas, estirarlas, hay que fregar el baño hasta sacarle brillo. Cualquier rastro de una presencia humana anterior —un pelo en la sábana, una leve mancha de pintalabios en la almohada— supone un fracaso. Solo el olvido es aséptico.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Todos los años se sacrifican mil seiscientos millones de vacas, ovejas y cerdos y veintidós mil quinientos millones de aves para el consumo humano. Nosotros somos el infierno de los animales, el apocalipsis de los animales.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Einstein: «Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre le quedarían tan solo cuatro años de vida».
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    La criminalística burguesa, después de todo, había descubierto «algunas cosillas», como el detector de mentiras, la psicología judicial, la dactiloscopia. Me gustaba el título Huellas dactilares (1897), de un tal Francis Galton, criminalista burgués.
    Aunque en el origen de la criminalística revolucionaria estaba Lenin, por supuesto. Se notaba que llevaba lo criminal en la sangre. Al mismo tiempo había sentado las bases de todas las demás ciencias, y todos los libros de texto lo corroboraban in-con-di-cio-nal-men-te (su palabra favorita). «El lenguaje es el instrumento más importante de la comunicación humana», podía leerse sobre la pizarra de clase. Ese genio de lo banal.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    La tinta invisible
    A los cinco años aprendí a leer, a los seis aquello ya era una enfermedad. Engullía libros indiscriminadamente. Una suerte de bulimia de la lectura. Leía lo que fuera que encontraba y pronto llegué a la estantería de mi madre y a aquel volumen morado de tapas duras y título robusto: Criminalística.
  • Adal Cortezcompartió una citael año pasado
    Yo sabía que no tenía que hablar de nada que hubiera escuchado en casa, no fuera a ser que viniera la milicia y les arruinara yo la vida a ellos. Una larga cadena de secretos y mentiras que hacía de nosotros una familia normal. Como todas las demás. Este era el mejor truco de la conspiración: ser como todos los demás.
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