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Carlos García Gual

Sirenas

  • Miguel Ángel Vidaurrecompartió una citahace 2 años
    Soy Ligea, hija de Calíope. No te creas las fábulas que han inventado sobre nosotras: no matamos a nadie, solo amamos’.
  • maleñocompartió una citael año pasado
    El nombre seirén parece relacionarse con el de la “soga” (seirá)2 y las sirenas serían algo así como “las que atan” (como las harpías son, según una fácil etimología, las que “arrebatan”, y la esfinge, la “estranguladora”). Pero su lazo es la voz, o el canto y la música, con la que atraen y amarran, es decir, cazan y hechizan a sus presas.
  • maleñocompartió una citael año pasado
    Las sirenas pertenecen al género de las terribles figuras femeninas, un tanto híbridas por su origen y su figura, que amenazan a los viajeros y combaten contra los héroes. Como las gorgonas, las harpías, las esfinges, y las erinnias, mantienen una oscura conexión con el Hades; y, en contraste con las musas y las nereidas, están asociadas al espanto.
  • maleñocompartió una citael año pasado
    ez una canta y otra toca la flauta y otra la lira, pero no tienen rasgos que las distingan o las singularicen
  • maleñocompartió una citael año pasado
    Las sirenas aparecen en grupo, dos o tres o cuatro; tal
  • maleñocompartió una citahace 2 años
    La mayoría de los griegos primitivos consideraban a las sirenas como mujeres-aves y las asociaban con aves como las que se posan en el aparejo de las embarcaciones del arte geométrico. Resulta a menudo muy difícil distinguirlas de las arpías, aunque es más probable que la arpía opere en solitario y las sirenas por parejas; la arpía es menos musical y le gustan más los muchachos muertos que los vivos.
  • maleñocompartió una citahace 2 años
    Aladas y mortíferas, las míticas sirenas de la Grecia antigua eran hijas del río Aqueloo y de una de las musas (Melpómene o Calíope o Terpsícore).
  • Miguel Ángel Vidaurrecompartió una citahace 2 años
    Charles Cagniard de La Tour (París 1777-1859) inventó y experimentó en sus estudios de acústica (hacia 1820) una máquina capaz de producir un sonido estridente que llamó “sirena” (sirène) porque su pitido podía oírse incluso en medio del agua. Esa sirena mecánica y chillona tuvo pronta aplicación y produjo larga descendencia y llegó a ser pronto un aparato muy utilizado y significativo en la sociedad industrial. Servía para dar la señal que convocaba a los obreros al trabajo y de nuevo avisaba el momento de cesar en las tareas cotidianas. No es el único prototipo de moderna sirena mecánica, puesto que hubo otros instrumentos parecidos, como los que idearon y perfeccionaron Hooke en 1700, Savart, en 1830, Seebreck en 1841, y Koenig en 1881, según leo en el documentado libro de Meri Lao. En todo caso lo que importa es que se diera el nombre de las criaturas míticas al estridente y cacofónico instrumento de alarma.
  • Miguel Ángel Vidaurrecompartió una citahace 2 años
    su hechizo al oyente. “Las sirenas homéricas son musas pervertidas”, como esc
  • Miguel Ángel Vidaurrecompartió una citahace 2 años
    Es cierto que Ulises no es un héroe belicoso de una pieza, como el guerrero Aquiles; pero el bravo Aquiles no habría triunfado ante los monstruos ni las magas a los que se enfrenta Ulises, el asendereado y fecundo en recursos, que, además, no era hijo de una diosa ni tenía dones extrahumanos. Ulises, el “de muchas tretas”, el polytropos, es un nuevo tipo de héroe, más moderno, más hábil en sus trucos, enfrentado a peligros muy distintos de los que había en Troya. Y, por otro lado, como reconoce Blanchot y subraya muy bien Todorov, fue él, Ulises, quien salvó del olvido a las sirenas al incluirlas en su relato. Es él quien ejercita, en el poema homérico, los poderes del más brillante narrador, quien hechiza con propias fabulosas aventuras a los Feacios. Es Ulises el gran narrador, como apunta Todorov, quien inserta un nuevo aire de ficción en la épica novelesca que toma el relevo de la antigua –la de las gestas de los asedios de Troya o de Tebas o de los viajes de Heracles o Teseo–porque su palabra equivale a la de aedo, aunque no ha solicitado el auxilio de las musas, porque esa narración, tan fantástica, se presenta como relato autobiográfico.
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