—No estás solo. —Y antes de que pueda decirle «De hecho lo estoy, lo cual forma parte del problema. Todos estamos solos, atrapados en el interior del cuerpo y de la mente, y sea cual sea la compañía que podamos tener en esta vida, no es más que pasajera y superficial», me presiona con más fuerza hasta que temo que acabe partiéndome el brazo—. Y seguiremos hablando.