Libros
Nazaret Castro,Laura Villadiego

Carro de combate

¿De dónde vienen los productos que consumimos? ¿Qué contienen los alimentos que compramos? Parecen preguntas sencillas y, sin embargo, sabemos muy poco de los elementos que componen nuestra cesta de la compra. Las etiquetas de los alimentos que adquirimos suelen ser ininteligibles para el consumidor medio y resulta virtualmente imposible saber de dónde vienen las materias primas con las que fueron elaborados. La opacidad sirve a menudo para ocultar las deficiencias nutritivas de los alimentos, la toxicidad de los detergentes y cosméticos o el despilfarro que suponen los embalajes, así como las desiguales dinámicas entre el Norte y el Sur global.
Como señala en su prólogo el economista Joan Martínez Alier, en este libro «dos competentes, experimentadas e intrépidas periodistas españolas, Nazaret Castro y Laura Villadiego, presentan un libro-guía para los consumidores de mercancías. Hablan de los daños que esas diversas mercancías puedan hacer a la salud de los consumidores, pero sobre todo hablan de los daños a los humanos y al ambiente natural en los lugares de origen. Explican de dónde viene el aceite de palma y sus consecuencias en Indonesia y muchos otros lugares, de dónde vienen los textiles baratos y cuál ha sido el pago a sus trabajadoras en Bangladesh y otros países, de dónde viene la carne, principal responsable de la deforestación de la Amazonia. De dónde vienen y cuáles son realmente los costos humanos y ambientales del café o el azúcar, de la leche y los huevos. Cómo se cría animales en verdaderos campos de concentración y exterminio».
'Carro de combate' combina las experiencias vividas, los sentimientos de compasión e indignación y grandes conocimientos técnicos para ilustrar y remover las conciencias de las y los consumidores.
302 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Citas

  • Juliana Jaramillocompartió una citahace 2 años
    Creer que reciclar resuelve el problema nos desincentiva a tomar medidas encaminadas a la reducción del uso de envases. Porque, además, solemos creer que lo que tiramos en el contenedor para envases termina siendo reciclado, y no siempre es así
  • Juliana Jaramillocompartió una citahace 2 años
    La FAO calcula que cada año una tercera parte de la producción mundial de alimentos para consumo humano se pierde o desperdicia a lo largo de la cadena. Esto significa 1.300 millones de toneladas de alimentos al año, que servirían para alimentar a 3.000 millones de personas; es decir, que resolverían la tragedia del hambre sin necesidad de aumentar la producción de alimentos.
  • Juliana Jaramillocompartió una citahace 2 años
    La obsolescencia programada es, tal vez, el mejor y más lamentable ejemplo de este derroche. Es un secreto a voces: los productos se fabrican intencionalmente para que duren menos de lo que podrían y deberían. La finalidad es obvia: que se consuma más. Pero implica también un gasto mucho mayor de recursos naturales, de transporte, de mano de obra sobreexplotada. Un despilfarro absoluto
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