Manual para corregir adultos malcriados

Para mí el plan resultó completo, ya que de todas maneras pensaba ir ese sábado a Ensenada solo para comerme unas deliciosas tostadas en una carreta que está en la calle y se llama La Guerrerense.

—Pase por favor, señor Östengruff —me puse el nombre del personaje de un cuento mío—. ¿Gusta un café?

. En cuanto la niña me vio, me dijo con sorpresa:

—¿Es usted Francisco Hinojosa? ¿El autor de La peor señora del mundo?

Siempre me ha gustado ser puntual, aunque a veces incomode a los anfitriones que no están preparados para recibir a sus visitas a la hora que las citan. En México decir “Nos vemos a las ocho” significa que te esperan a las nueve o nueve y media.

Mi papá nunca me escucha

AL PRINCIPIO creí que el señor Diego Ibáñez padecía de déficit de atención porque no escuchaba lo que su hijo le decía, pero me equivoqué con el diagnóstico. Simplemente no le interesaba nada de lo que decían los demás.

—Mi papá es súper buena onda y, la verdad, también mi mamá. Siempre están alegres y en mi casa nunca falta la música.

pues generalmente los padres piensan más en resolver sus problemas a gritos que en el daño que provocan al reñir frente a sus hijos.

madrastra es una policía

ESO me dijo una niña, con voz dulce, del otro lado del teléfono.

—Pero no crea que una policía uniformada, de esas que atrapan ladrones. No, ella me vigila todo el tiempo y no para de corregir las cosas que, según ella, hago mal: “No pongas los codos en la mesa”, “Cepíllate bien los dientes”, “Ponte otros calcetines”, “Péinate con la raya en medio”, “Así no se hace la tarea”, “Cámbiate de zapatos”, “Córtate las uñas”, “No te comas los mocos”, “Camina derechita”.

CADA vez que mi mami se levanta tarde dice que se le ponchó una llanta camino a la escuela. Eso es lo que le cuenta a la directora o a la maestra. Y la verdad es que, aunque su despertador sí suena, ella lo apaga y se vuelve a dormir.

Mi papá nunca me escucha

AL PRINCIPIO creí que el señor Diego Ibáñez padecía de déficit de atención porque no escuchaba lo que su hijo le decía, pero me equivoqué con el diagnóstico. Simplemente no le interesaba nada de lo que decían los demás. En cambio, hasta ahora, le encanta hablar. Es de esas personas que siempre están con su bla, bla, bla que a nadie le interesa. Y además tiene una voz potente, difícil de ignorar.