El viento entre los pinos

Gran Maestro Sen Sôshitsu XV recopiló en Vivencia y sabiduría del té. De este libro tengo un ejemplar que era de Bachan y que ella un día decidió regalarme. Me acompaña a todos lados. Tiene marcas hechas en los distintos momentos en que lo fui leyendo y ahora subrayo con lápiz esta idea: una verdad con palabras sencillas

Reunidos en un espacio sagrado, los amigos se vuelven uno cuando beben el té».

Dicen que la ceremonia del té es una meditación en movimiento. No es algo que haya leído en un libro, pero es una buena manera de explicar de qué se trata: quienes participamos tratamos de vaciar la mente de pensamientos, disponernos a disfrutar del encuentro. Así los sentidos ganan protagonismo. Nos entregamos a vivir ese momento en tiempo presente.

Esto es algo que me costó entender; a diferencia del sistema occidental en donde se nos otorga una nota numérica, una devolución detallada de nuestro desempeño, en el arte del té no se nos puntuaba. El sistema de aprendizaje es un esquema que agrupa distintos procedimientos, que van de los más simples a los más complejos. Se avanza pero no se obtiene un «certificado de aprobado», sino que se pide un permiso para pasar al siguiente nivel. Ese

Cuando este camino / deseas seguir / en tu corazón / es donde encontrarás / a tu propio maestro».

«Sentado en silencio escucho el viento entre los pinos». Se dice que el sonido que hace el agua cuando hierve es como el del viento que pasa entre los pinos, matsu kaze. Si cierro los ojos escuchando el hervor del agua, puedo ver ese bosque, sentir ese viento.

«Hay muchos modos de poner en práctica, en nuestras propias vidas, las enseñanzas de los grandes maestros del pasado. En el zen, la verdad es perseguida por medio de la disciplina de la meditación, para llegar a la iluminación, mientras que en el chadô usamos como entrenamiento el proceso concreto de preparación del té para alcanzar ese mismo fin»

El sabor del té y el del zen es uno y el mismo». Dice Sôtan que quienes siguen el camino del té deben asumir que la vida cotidiana misma es la disciplina del zen, de lo contrario el acto de preparar un cuenco de té se convierte en algo meramente formal. «Una simple postura», dice.

hay que volverse uno con él para poder dar una respuesta

Una de las revelaciones más profundas de este camino es que finalmente te confronta: servir un té requiere honestidad, un corazón sincero