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Jean Marie Auel

El clan del oso cavernario

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  • Esteban De la Cruz Gonzalezcompartió una citahace 2 años
    joven estudió su propio rostro. Era un tanto cuadrado, con una mandíbula bien marcada, modificada por unas mejillas todavía redondeadas debido a su corta edad, unos pómulos altos y un cuello largo y suave. Su barbilla tenía un asomo de hendidura, sus labios eran carnosos y su nariz recta y finamente cincelada. Los ojos claros, de un gris azulado, estaban perfilados por largas pestañas un poco más oscuras que el cabello dorado que caía en ondas suaves y abundantes muy por debajo de los hombros, brillantes con los reflejos del sol; las cejas, del mismo matiz que las pestañas, se arqueaban por encima de sus ojos en una frente suave, recta y alta, sin el menor indicio de arcos ciliares protuberantes.
  • Esteban De la Cruz Gonzalezcompartió una citahace 2 años
    joven estudió su propio rostro. Era un tanto cuadrado, con una mandíbula bien marcada, modificada por unas mejillas todavía redondeadas debido a su corta edad, unos pómulos altos y un cuello largo y suave. Su barbilla tenía un asomo de hendidura, sus labios eran carnosos y su nariz recta y finamente cincelada. Los ojos claros, de un gris azulado, estaban perfilados por largas pestañas un poco más oscuras que el cabello dorado que caía en ondas suaves y abundantes muy por debajo de los hombros, brillantes con los reflejos del sol; las cejas, del mismo matiz que las pestañas, se arqueaban por encima de sus ojos en una frente suave, recta y alta, sin el menor indicio de arcos ciliares protuberantes.
  • Esteban De la Cruz Gonzalezcompartió una citahace 2 años
    Ayla, has matado tu primer animal, ahora debes asumir las responsabilidades de un adulto. Pero eres mujer, no hombre, y siempre serás mujer en todos los aspectos menos en uno: puedes usar tan sólo la honda, Ayla, pero ahora serás la Mujer-Que-Caza».
  • Jimene Cirenezcompartió una citahace 3 años
    Cuida a mi hijo en mi lugar, Uba –señaló, mirando a los tristes ojos que devolvieron su mirada y la vieron–. Cuídalo... hermana mía.
  • Jimene Cirenezcompartió una citahace 3 años
    Doblada en posición fetal y cubierta con el color rojo que recordaba la sangre natal, Iza sería entregada al otro mundo de la misma manera en que había llegado a éste.
  • Jimene Cirenezcompartió una citahace 3 años
    –Dile a Uba que la amo, Ayla. Pero tú fuiste mi primera hija, la hija de mi corazón. Siempre te he amado... te he amado más...
  • Jimene Cirenezcompartió una citahace 3 años
    Finalmente se tendió en el lecho de Ayla, rodeando al bebé con su cuerpo, apretándose a él en un vano intento por sacar de alguien calor y seguridad.
  • Jimene Cirenezcompartió una citahace 3 años
    Los espíritus han cumplido mi deseo –señaló débilmente–. Estás de vuelta. –Iza tendió los brazos. Ayla la abrazó y sintió su cuerpo delgado y frágil, apenas algo más que huesos cubiertos de una piel arrugada. Su cabello era de un blanco de nieve; su rostro, un pergamino seco tendido sobre los huesos, con unas mejillas hundidas y unos ojos profundamente sumidos. Parecía tener mil años. Acababa de cumplir los veintiséis.
  • Jimene Cirenezcompartió una citahace 3 años
    Salir de nuevo le daba miedo; se sobresaltaba cada vez que una ráfaga de viento sacudía el matorral que cerraba la entrada de su cueva, y estaba tensa escuchando sonidos imaginarios.
  • Jimene Cirenezcompartió una citahace 3 años
    Puede haber nacido de los Otros, pero en su corazón pertenece al clan.
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