El intento más exhaustivo de definir la naturaleza de lo grotesco lo realizó Wolfgang Kayser, quien llegó a las siguientes conclusiones:
Lo grotesco es el mundo en estado de enajenación o de extrañamiento; es decir, se contempla el mundo habitual desde una perspectiva que de repente lo vuelve extraño (y, presumiblemente, este extrañamiento puede ser cómico o terrorífico, o ambos).
Lo grotesco es un juego con lo absurdo, en el sentido de que el artista grotesco juega, mitad riendo y mitad horrorizado, con las profundas absurdidades de la existencia.
Lo grotesco es un intento de controlar y exorcizar los elementos demoníacos del mundo.