Iria G. Parente

Desde Soulcial ¿con amor

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
  • Emily Lunacompartió una citael año pasado
    Me gustas. Me gustas muchísimo, Kat
  • Emily Lunacompartió una citael año pasado
    Y te gustaría volver a besarme…
  • Emily Lunacompartió una citael año pasado
    Y después, presiono mis labios contra los suyos
  • Emily Lunacompartió una citael año pasado
    Diego abre la puerta de mi cuarto y se apoya en el marco, en pijama, con el pelo recogido todavía con la cinta rosa que se pone para dormir por las noches. Tiene el móvil en la mano y me está enseñando mi propia foto.

    Si tuviera una sonrisa más grande en la cara, parecería el Joker
  • Emily Lunacompartió una citael año pasado
    Y yo me enamoro un poco más de ella.
  • Emily Lunacompartió una citael año pasado
    Abro la boca para responder, pero no puedo. Mis labios están de pronto ocupados con los suyos
  • Nayeli Cortéscompartió una citael año pasado
    —¿Puedo besarte?

    La risa me burbujea en el pecho. Sé que es un impulso nervioso, no puedo evitarlo. Porque me parece ridículo que pregunte cuando llevo toda

    la noche esperando que lo haga. Y, al mismo tiempo, es la cosa más tierna que podría haber hecho jamás.

    —Por favor.

    Todavía estoy luchando contra la risa cuando oigo la suya. Cuando se inclina hacia mí. Yo la estoy esperando, pero aun así me sorprende lo delicada que es esta vez, en contraste con todas las ocasiones en las que me ha besado antes.

    Incluso cuando se separa, yo no puedo dejar de sonreír. Apoya su frente contra la mía, con la mano todavía en mi mejilla y la otra sujetando mis dedos. Después de todo lo que hemos hecho, después de todo lo que hemos pasado, este momento me parece más íntimo que cualquiera que hayamos tenido, con su rostro cerca y sus ojos en los míos.

    —Sal conmigo —susurra, y mi corazón se detiene—. No quiero que seas solo mi amiga. Ni la chica con la que me acuesto de vez en cuando.

    Quiero… todo. Aunque me dé un poco de miedo. Aunque la aplicación no nos junte. Aunque pueda salir mal, te quiero a ti.

    Creo que podría llorar. Que voy a hacerlo, aunque también quiero reír.

    Noto el picor en los ojos y el nudo en la garganta. Esta vez soy yo quien coge su rostro. Quien la besa.

    —Sí.

    Otro beso. Su risa.

    —Sí.

    Y por si no había quedado claro:

    —Sí.

    Reímos. Yo le lanzo los brazos al cuello y Kat me da una vuelta en el aire que me hace gritar y que acaba con otro beso. Con más carcajadas. Con mis piernas alrededor de sus caderas y sus brazos sosteniéndome como si fuera muy ligera. Con mi pintalabios por toda su cara y su sonrisa contra mi cuello.

    Con la certeza de que, diga lo que diga Soulcial, estamos hechas la una para la otra.
  • Nayeli Cortéscompartió una citael año pasado
    Pero una parte de mí tenía miedo a creer, porque si crees, pueden decepcionarte.

    ~Inma

  • Nayeli Cortéscompartió una citael año pasado
    Los gritos y silbidos nos distraen. Nos separamos, sin entender qué está pasando, solo para ver a Inma y Lola chocando los cinco antes de ponerse a aplaudir junto a Natalia y gritar de nuevo.

    —¡Aleluya! —dice Alec, que echa las manos al cielo y mira a las luces de la discoteca como si hubiera recibido una epifanía.

    —¡Lentos! —grita Kat, aunque no creo que ella sea la más indicada para hablar.

    Gente que no conocemos se une a la celebración y aplauden.

    Diego me abraza con más seguridad, como si temiera que fuera a marcharme en un ataque de vergüenza. Probablemente, si no me estuviera sujetando, lo haría.

    —No les hagas ni caso —me advierte.

    Y, como si pretendiera convencerme, deja de abrazarme para poner las manos sobre mis mejillas calientes y hacer que solo lo mire a él. Que solo me centre en el beso que llega.

    Y es una tontería, lo sé. Es una fantasía que está en mi cabeza. Pero cuando me besa, el mundo se queda en silencio. Y me da igual que nos miren. Me da igual que estemos rodeados de desconocidos. Me da igual que la música suene y nosotros seamos los únicos que no estamos bailando.

    Porque estoy con Diego. Me está besando.

    Y creo que nunca había sido tan feliz.
  • Nayeli Cortéscompartió una citael año pasado
    No se rompe nada. No cambia nada, excepto el brillo en sus ojos. Aprieta sus manos sobre mi cintura y lo veo tragar saliva. Parece tan conmovido que no puedo evitar parpadear. Qué estúpido, no haberme dado cuenta antes de todo esto, cuando ahora está por todas partes. En su cara. En lo rápido que me late el corazón.

    —¿Sí?

    —Sí, idiota.

    —¿Y te gustaría volver a besarme…?

    Una parte de mí siente que todavía estoy haciéndolo. Los labios me cosquillean, pero es un fantasma de cómo se ha sentido en realidad. De cómo podría sentirse si volviese hacerlo, quizá con menos dudas. Con más seguridades.

    No respondo. Sí, quiero volver a hacerlo. Así que lo hago.

    Diego está ahí para recibirme. Diego esta vez me abraza con fuerza y…
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)