Giovanni Boccaccio

El Decamerón (trad. Juan G. de Luaces)

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Escrita entre 1349 y 1351, es una colección de cien cuentos de variada procedencia donde el autor muestra su inigualable destreza de narrador, perspicacia psicológica, certera pincelada satírica y magnífica descripción de las costumbres de aquel tiempo. Los cuentos son relatados por un grupo de diez jóvenes que se retiran a las afueras de Florencia para protegerse del contagio de la peste que asolaba la ciudad; allí, durante diez días, cada uno de ellos tiene que gestionar una jornada y todas sus actividades; entre éstas destacas especialmente las reuniones donde, para pasar el tiempo, los presentes tienen que contar un cuento. Los temas son muy variados, abundan los licenciosos, pero también se narran historias sentimentales, trágicas y moralizantes.
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887 páginas impresas
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Opiniones

  • José Ricardo Ticante Ramírezcompartió su opiniónhace 2 años
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    🎯Justo en el blanco

Citas

  • Mila Weasleycompartió una citahace 6 meses
    en aquellos tiempos se prestaba en Francia a los juramentos grandísima fe, él, que no se curaba de jurar en falso, malvadamente testimoniaba en cuantas ocasiones era llamado para decir sobre su fe la verdad. Sentía sumo placer, y se afanaba con fruición, en promover entre amigos, parientes y cualesquiera otras personas, males, enemistades y escándalos, recibiendo tanto mayor alborozo cuantos mayores daños veía seguidos de ello
  • Mila Weasleycompartió una citahace 6 meses
    Esto, manifiestamente, aparecerá en la narración que me propongo contaros; y al decir manifiestamente, no me refiero al juicio de Dios, sino al que los hombres siguen.

    Cuéntase, pues, que habiendo Musciatto Franzesi, de grande y riquísimo mercader en Francia, pasado a ser caballero y debiendo encaminarse a Toscana con el hermano del rey francés, micer Carlo Sintierra (a quien mandó acudir el papa Bonifacio), entendió que estaban sus asuntos, como lo están las más veces los de los comerciantes
  • Mila Weasleycompartió una citahace 6 meses
    cuando en la egregia ciudad de Florencia, bellísima entre todas las de Italia, sobrevino una mortífera peste. La cual, bien por obra de los cuerpos superiores, o por nuestros inicuos actos, fue en virtud de la justa ira de Dios enviada a los mortales para corregirnos
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