Meditaciones

8. El principio rector es aquello que despierta y se mueve por sí mismo, cambia como quiere y hace que aparezca todo de la manera que desea.

17. No vivas como si fueras a hacerlo durante mil años aún.

Guárdate igualmente de enfurecerte con los demás y de adularlos. Pues ambas cosas son antisociales y llevan al daño.

la ira y la pena que la sigue nos comportan males más graves que las cosas por las que nos irritamos y nos afligimos.

Todo cuanto contemplas será destruido rápidamente y también quienes lo están contemplando perecer serán destruidos rápidamente. El que muere en la extrema vejez se igualará con el que muere prematuramente.

Muévete, si te es dado, y no mires si alguien lo percibe. No esperes a la República de Platón, sino concéntrate si se avanza lo más mínimo y piensa que cualquier progreso, por pequeño que sea, ya es algo. ¡Cuán vulgares son estos hombrecillos que se llaman a sí mismos políticos o que actúan como si fueran filósofos! ¡Menudos mocosos! ¿Quién va a cambiar sus opiniones? Y sin el cambio de opiniones, ¿qué otra cosa hay sino esclavitud de quejosos y obedientes fingidos?

A diferente blanco apuntan un dardo y el intelecto. Pero el intelecto, cuando se cuida bien y se vuelve hacia la reflexión, describe una trayectoria no menos recta que el dardo hacia el blanco.

No te digas a ti mismo nada más que cuanto te anuncian las imágenes mentales inmediatas. Se te ha anunciado que cierta persona habla terriblemente de ti. Se te anunció esto, pero que tú hayas sido dañado por ello no se te ha anunciado.

Si puedes mirar con agudeza mira distinguiendo, como se suele decir, con el criterio más sabio.

Deseas más volverte bueno mañana que serlo hoy.