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Andrew Scull

Locura y civilización

  • Aniecompartió una citael año pasado
    Después de todo, a pesar de la plétora de aserciones que afirman que la enfermedad mental se origina en una bioquímica cerebral defectuosa, en deficiencias o excedentes de algún neurotransmisor, que es producto de la genética y de marcadores biológicos que quizás algún día resulten rastreables, la etiología de la mayoría de las enfermedades mentales sigue siendo desconocida, sus tratamientos son en buena medida sintomáticos y su eficacia es, por lo general, dudosa.
  • Aniecompartió una citael año pasado
    Corremos el riesgo enorme de malinterpretar la historia cuando proyectamos categorías de diagnóstico y entendimientos psiquiátricos contemporáneos hacia el pasado
  • Aniecompartió una citael año pasado
    Los observadores del pasado registraban lo que ellos consideraban relevante, no lo que nos gustaría saber. Además, las manifestaciones de la locura, sus significados, sus consecuencias, dónde se establece la línea entre cordura y demencia —tanto entonces como ahora— son cuestiones a las que afecta profundamente el contexto social en que surge y se controla la sinrazón
  • Aniecompartió una citael año pasado
    Sin importar las proclamas periódicas y apasionadas en el sentido contrario, las raíces de la esquizofrenia o de la depresión seria siguen envueltas en el misterio y la confusión. Asimismo, sin rayos X, imágenes por resonancia magnética (IRM), tomografías por emisión de positrones o pruebas de laboratorio que nos permitan proclamar sin lugar a dudas que una persona está loca y otra sana, las fronteras entre la razón y la sinrazón siguen siendo cambiantes e inciertas, discutibles y controvertidas.
  • Aniecompartió una citael año pasado
    La locura tiene una importancia más amplia para el orden social y las culturas de las que formamos parte y tiene resonancia en el mundo de la literatura, el arte y las creencias religiosas, así como en la esfera científica; implica además estigma, y el estigma ha sido y sigue siendo un aspecto lamentable de lo que significa estar loco
  • Aniecompartió una citael año pasado
    Actualmente, la locura se observa principalmente a través de una lente médica y el lenguaje que los psiquiatras prefieren se ha convertido en el medio aprobado oficialmente a través del cual la mayoría —aunque no todos— habla sobre estos temas. No obstante, esto es el resultado de un cambio histórico y, en un sentido más amplio, un desarrollo muy reciente. La creación de dichos profesionales, su lenguaje y sus intervenciones elegidas son fenómenos que discutiremos e intentaremos comprender, pero no son —ni deben ser— nuestro punto de partida
  • Aniecompartió una citael año pasado
    ¿Por qué escribir una historia de la “locura” o de la “enfermedad mental”? ¿Por qué no llamarla una historia de la psiquiatría? A estas preguntas tengo una respuesta simple. Ese tipo de “historia” no sería para nada una historia. Mi plan es discutir el encuentro entre la locura y la civilización por más de 2000 años. Durante gran parte de ese tiempo, la locura y sus cognados —demencia, frenesí, manía, melancolía, histeria y otros similares— fueron los términos de uso general, no sólo entre las masas o incluso entre las clases educadas sino universalmente. Es innegable que la locura no sólo era el término que se utilizaba cotidianamente para entender la sinrazón, sino que se trataba de una terminología que acogían aquellos hombres de medicina que buscaban explicar sus estragos en términos naturalistas y, en ocasiones, tratar a los enajenados. Incluso los primeros loqueros [mad-doctors] (pues así se llamaban a sí mismos y así los conocían sus contemporáneos) no dudaban en usar la palabra que se mantuvo en el discurso cortés —acompañada de otros términos como “demencia” durante casi todo el siglo XIX, y sólo gradualmente llegaría a convertirse en tabú
  • Aniecompartió una citael año pasado
    Es mi opinión que la locura —una perturbación masiva y duradera de la razón, el intelecto y las emociones— es un fenómeno que se puede encontrar en todas las sociedades conocidas y plantea desafíos profundos de tipo práctico y simbólico para el tejido social y para la idea misma de un orden social estable. La aseveración de que se trata solamente de construcciones o etiquetas sociales es, a mi parecer, un sinsentido romántico o una tautología inútil
  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    pasiones inflamadas, deseos incestuosos, emociones frenéticas
  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    No obstante, en ese periodo la melancolía también se convirtió en algo así como un trastorno de moda entre las clases cultivadas, una aflicción a la que parecían ser particularmente propensos los académicos y los hombres de genio. Nuevamente se trataba de un concepto con orígenes clásicos. La filosofía natural de Aristóteles había revivido con el renovado acceso al conocimiento clásico y, dentro de esa tradición filosófica, la idea de que la melancolía y los logros sorprendentes tenían un vínculo cercano se había planteado desde hacía mucho, lo habían hecho algunos de los pupilos más devotos de Aristóteles, si no el mismísimo gran hombre. Según pareciera, poseer un humor melancólico estimulaba tanto el intelecto como la imaginación,
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