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Stefan Zweig

Momentos estelares de la humanidad

  • Paola Landerocompartió una citahace 4 meses
    alguien realmente sabio debe aprender que la verdadera dignidad de la vejez y de su vida es la resignación
  • Jovani González Hernándezcompartió una citahace 3 años
    Los millones de hombres que conforman un pueblo son necesarios para que nazca un solo genio. Igualmente han de transcurrir millones de horas inútiles antes de que se produzca un momento estelar de la humanidad.
  • Lilián Carrascocompartió una citahace 3 años
    El no actuar oculta siempre una cobardía del alma.
  • acarrascocompartió una citahace 2 meses
    vertida en himno nacional, resuena de nuevo con aire belicoso en todos los frentes de Francia, se da la orden de que el cadáver del pequeño capitán Rouget sea inhumado
  • acarrascocompartió una citahace 2 meses
    Una vez más, ha de pasar otra generación. Y sólo con la guerra mundial, cuando La marsellesa, hace tiempo con
  • acarrascocompartió una citahace 2 meses
    una generación después, la Revolución de julio de 1830 hace que sus palabras, su melodía, renazcan con todo su viejo vigor en las barricadas de París.
  • acarrascocompartió una citahace 2 meses
    Aún es testigo de cómo La marsellesa avanza por toda Europa con las legiones victoriosas. De cómo después, Napoleón, recién proclamado emperador, la manda suprimir de todos los programas por ser demasiado revolucionaria. Y de cómo después los Borbones la prohíben terminantemente
  • acarrascocompartió una citahace 2 meses
    Algo en el carácter de Rouget está irremediablemente envenenado por lo cruel de aquel azar que le permitió ser Dios y genio durante tres horas y que después, despectivo, volvió a arrojarle al agujero de su propia nulidad
  • acarrascocompartió una citahace 2 meses
    el poeta de la Revolución es encarcelado por contrarrevolucionario
  • acarrascocompartió una citahace 2 meses
    En toda Francia nadie se preocupa del capitán Rouget de Lisle. La inmensa gloria, la mayor que jamás haya conocido una canción, es sólo para ella, para la canción, y ni una sombra de la misma recae sobre Rouget, su creador. Su nombre no figura en el texto, y él mismo habría pasado por completo desapercibido a los amos del momento, si no hubiera llamado enojosamente la atención.
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