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T.S.Eliot

Poemas

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  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Aunque ya no confío en volver nuevamente,

    aunque ya no confío,

    aunque en volver ya no confío

    oscilando entre pérdida y ganancia

    en este breve tránsito donde los sueños cruzan,

    y pueblan el crepúsculo entre el nacimiento y la muerte

    (bendecidme, Padre), aunque no ansío desear estas cosas

    desde la ancha ventana hasta la costa granítica

    las blancas velas huyen todavía hacia el mar, se abren hacia el mar,

    con las alas intactas.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Es éste el tiempo tenso entre el morir y el nacimiento,

    el sitio de la soledad donde tres sueños cruzan

    entre rocas azules,

    pero cuando las voces agitadas desde el tejo se van a la deriva,

    deja que al otro tejo sacudan y conteste.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Señor, yo no soy digno,

    Señor, yo no soy digno,

    pero dime una palabra solamente.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    La solitaria Rosa

    que existe en el Jardín

    donde todo amor fine,

    donde acaba el tormento

    del amor no saciado,

    y el tormento mayor

    del amor satisfecho,

    meta del infinito,

    viaje sin arribada,

    final de todo aquello

    que ya nunca concluye,

    discurso sin palabras,

    palabra sin discurso,

    gracia para la Madre,

    gracia para el Jardín

    donde todo amor fine.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Dejad que la blancura de los huesos expíe el olvido.

    No existe vida en ellos. Tal como fui olvidado

    y lo seré otra vez, así yo olvidaría

    apegado, abstraído en mis designios.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Puesto que no confío en volver nuevamente

    deja que estas palabras nos respondan

    sobre lo que se ha hecho y no ha de repetirse,

    procura que el juicio no nos sea tan duro.

    Como no sirven ya estas alas para el vuelo,

    sino para agitar en vano el aire,

    el aire que ahora es ligero y seco,

    más débil y más seco que la voluntad misma,

    enséñanos a amar las cosas sin apego,

    enséñanos a estas sentados y tranquilos.

    Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte;

    ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    COMO ya no confío en volver nuevamente,

    como ya no confío,

    como ya no confío en desear

    la merced de este hombre, los designios del otro,

    ya no me esfuerzo mucho buscando tales cosas

    (¿por qué el águila vieja abriría sus alas?).

    ¿Por qué me afligiría

    el perdido poder del reino cotidiano?
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Ella se marchó súbitamente, pero con el otoño

    la imaginé durante muchos días,

    durante muchos días, largas horas:

    encima de sus brazos los cabellos, y sus brazos con tallos florecidos.

    Y me pregunto: ¿cómo coincidieron?
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Abrázate a tus flores con sorpresa apenada,

    arrójalas al suelo y vuélvete

    con un encono leve en tu mirada:

    pero ¡teje, teje, la luz del sol en tus cabellos!

    Así, que él se alejara no me importaría,

    ni que ella se quedase, entristecida,

    y, así, también hubiera él partido

    como el alma abandona el cuerpo ajado y roto,

    o deserta el espíritu del cuerpo asaz gastado.
  • c a t hcompartió una citahace 4 años
    Al fin y al cabo, hubiera valido la pena,

    después del té, las tazas y la mermelada,

    entre la porcelana y alguna charla nuestra,

    hubiera valido la pena

    iniciar el asunto sonriendo,

    haber comprimido el universo en un balón

    para hacerlo rodar hasta alguna cuestión abrumadora,

    y decir: «Yo soy Lázaro que vuelve de la muerte,

    llego para decíroslo todo, voy a contarlo todo» —

    Si alguien, poniéndose un almohadón junto a la cabeza,

    dijera: «No es eso lo que quise decir,

    no es eso, en absoluto».

    Hubiera valido la pena, al fin y al cabo,

    hubiera valido la pena,

    después de los ocasos, los zaguanes y las calles regadas,

    después de las novelas, las tazas de té y las faldas que rozan el suelo —

    ¿y esto y mucho más?

    No es posible decir exactamente lo que intento.
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