Aunque ya no confío en volver nuevamente,
aunque ya no confío,
aunque en volver ya no confío
oscilando entre pérdida y ganancia
en este breve tránsito donde los sueños cruzan,
y pueblan el crepúsculo entre el nacimiento y la muerte
(bendecidme, Padre), aunque no ansío desear estas cosas
desde la ancha ventana hasta la costa granítica
las blancas velas huyen todavía hacia el mar, se abren hacia el mar,
con las alas intactas.