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jorge,Fernández Granados

Principio de incertidumbre

Esta nueva serie de poemas de Jorge Fernández Granados desarrolla, bajo el principio de incertidumbre, un verso indeterminado, que depende del modo, la velocidad, el momento de quien lo lee, y abarca un recorrido que va desde una rara tipología (los sonrientes, los venturosos, los fantasmas…), pasando por fechas y sucesos que son como heridas generacionales, hasta el atisbo de lo más actual y lo más cotidiano.
34 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Ediciones Era
Publicación original
2007
Editorial
Ediciones Era
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Citas

  • Rafael Ramoscompartió una citahace 9 meses
    como el sol árido y breve del altiplano en el invierno

    sol deslumbrante pero incapaz de derretir la nieve

    y sólo caminábamos para llenar ese sepulcral silencio de pasos

    pues nuestros huesos pesados de edades o tal vez simplemente de ordinario adentrado dolor nos llevaban

    por los extremos los extraviados caminos

    en busca de una imagen genuina

    un ámbito que nos vertebrara de verdades

    y caminábamos y caminábamos

    como si bajo los pies la tierra obedeciera a una

    lucha última

    a una laboriosa lectura de su indiferente polvo

    a golpe de huellas

    porque en cada paso leíamos el vestigio

    de un sueño que se acorta
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 9 meses
    Reconciliación

    acaso nos veremos al otro lado de las cosas

    pulverizados por el tiempo y a punto

    de entenderlo y olvidarlo todo

    levantarás como siempre la mano

    izquierda con aquel gesto (mitad adiós mitad

    saludo) tu seco ceño junto

    en una honda comisura

    donde nunca anidó pero rondaba la esperanza

    caminábamos recuerdo caminábamos

    con la incandescencia de la juventud o de algo a punto de desaparecer
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 9 meses
    tu herencia fue tal vez el carácter

    la forma de conocer con pies durísimos las leyes

    que nos guardan

    me llamaron en la madrugada viajé toda la noche tuve que romper la cerradura de esta casa y encontré tu infartado cadáver en el suelo

    te levanto

    en mis brazos

    como ofrenda

    porque debo llevarte

    de nuevo

    a la tierra

    pero qué leve nada ligero es tu cadáver el sitio

    del coraje y de la fuerza y de todo este difícil amor tuyo

    de todo

    el resplandor

    de tu recuerdo

    ahora

    que levanto

    entre mis brazos este muerto

    cuerpo tuyo

    entiendo

    y reconozco

    que es austero

    y cargo

    con respeto

    su corona

    invisible

    de tiempo

    y no distingo

    ya

    ya no

    distingo

    en su peso

    la larga la

    enterrada historia

    que nos hizo crecer

    en este mundo

En las estanterías

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