Te espero en el fin del mundo

La quería. Supongo que nunca había dejado de hacerlo.

La quería sin motivos y sin tener que esforzarme.

La quería por cómo era, incluso con lo malo.

Cuando lo merecía y cuando no.

Simplemente, la quería.

Y eso era todo. Había tenido que recorrer un camino muy largo para volver a la casilla de salida. Después de tantas idas y venidas, estaba preparado y, por primera vez, sentía que yo iba por delante de Vi.

¿Cuánto tardaría ella en darse cuenta? No me importa

Esa sensación electrizante que solo le pertenecía a ella. Las ganas de volver a sentirlo a cada instante, aunque provocara grietas en el equilibrio que tanto me había costado conseguir.

Me bajé de la camioneta y mi adiós fue un portazo que acabó por hacernos pedazos infinitamente pequeños a los dos

Lo que se me olvidaba a menudo era que la vida tiene sus propios latidos y no siempre coinciden con los nuestros

Hay personas que nacen para encontrarse.

A Julieta,

ojalá un día sientas el vértigo y vueles sin miedo

el amor puede tener tantas versiones como personas despiertan ese sentimiento. Y eso resulta fascinante. Los seres humanos somos unos privilegiados y rara vez nos damos cuenta.

Hay quien cree que solo puedes enamorarte una vez, pero es mentira. Puedes enamorarte mil veces. En ocasiones lo haces de la misma persona en diferentes momentos de tu vida

Exprime la vida, muchacho. Hazlo antes de que llegue el final y tengas que aceptar lo que has perdido

me gustaba quién era y me había costado mucho experimentar esa sensación.