Modelos para orar

farero que nos moldea según su plan y según vaya a usarnos.
Mediante esta oración posicional, Él como Alfarero y yo como vaso, confieso mi debilidad ante Él. Puedo por tanto, aceptar su obra soberana en cuanto a mi posición y providencia en sus manos a medida que me forja conforme a su sabiduría, su inteligencia y su conocimiento eternos.
Siempre oro de esta manera cuando hago la oración posicional:
Dios Padre, tú eres mi Al

En tercer lugar, Dios es el Alfarero y yo soy la arcilla. Es mi Alfarero y yo el vaso que El está fabricando según su designio. Como alfarero, Dios toma la arcilla y hace toda clase de vasos según su voluntad. Ya sea un vaso primoroso, uno común, uno grande, o uno pequeño; Dios es el Al

sí que David llamó a Dios su Pastor y a sí mismo una oveja.
¡Dios es en realidad mi Pastor y nada me faltará! Al declararle mi Pastor que suple todas las necesidades de mi diario vivir, Él me hará descansar en lugares de delicados pastos. Como mi Pastor que da paz y descanso a mi alma, Él me conduce junto a aguas de reposo. Podemos aún ir más allá en esta oración: mi Pastor me libra de la muerte, por amor de su nombre conforta mi alma, y me guía por sendas de justicia. Él participa activamente en mi

vida para que yo pueda vivir apartado del pecado y haciendo el bien.
Ya no tengo ningún temor aunque atraviese las oscuras pruebas de la vida y el valle de sombra de muerte, porque mi Pastor está conmigo y me alienta con su vara y su cayado. Aunque esté atravesando días oscuros como boca de lobo en medio de angustias y sufrimientos, mi Dios Pastor sigue estando a mi lado, sienta o no su presencia.
La vara y el cayado de mi Pastor, y su protección, están conmigo para no ser dañado.

sometimiento a Dios.
Acostumbro a hacer esta oración posicional a Dios. En primer lugar, mediante esta confesión convengo con Dios de que no me pertenezco a mí mismo, sino que Él tiene derecho soberano sobre mi presente y mi futuro, y en las cosas positivas y negativas de mi vida que pueda experimentar. Es obvio que al orar así, someto humildemente mi corazón a Dios y le entrego a Él la totalidad de mi ser.
En segundo lugar, reconozco ante Dios al hacer esta oración que Él es mi pastor y

y traerlo de regreso a El.
Por consiguiente, le pertenezco de dos maneras a Dios: por creación y por redención. De modo que en lo que toca a mi condición presente y a mi futuro, ¡no tengo ningún poder sobre mí mismo, pues pertenezco totalmente a Dios! Por eso, si Dios se mueve en una dirección, yo también debo moverme con El en esa misma dirección. Tengo que moverme con Dios hacia donde El se mueva, y cuando El lo haga, porque le pertenezco. Tengo que vivir una vida de total obediencia y

tierra, y debajo del mar, incluso al hombre. Formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, convirtiéndolo en un ser viviente. Por tanto, ya que fui hecho por Dios, mi vida le pertenece a El, no a mí.
¡Es natural y lógico desde todo punto de vista que el Creador sea dueño de todo lo que ha creado! Pero no sólo eso, sino que al rebelarse el hombre contra Dios y caer, El lo redimió enviando a su Hijo unigénito, Jesús, cuyo cuerpo fue molido y su sangre derramada para redimir al hombre

En esta oración posicional debemos, en primer lugar, reconocer nuestra posición ante Dios como Creador y su creación, y como el Redentor y sus redimidos.
La oración posicional va junto a esa clase de confesión de que Dios, que creó los cielos y la tierra, es también mi Redentor. Este Creador hizo los cielos y la tierra; hizo todas las cosas que hay en la

Cuando oramos específicamente por ciertos sueños pasaremos por períodos cuando sentiremos que se nos han muerto, pero Dios resucitará estos sueños muertos para que nuestra fe no retroceda.

La oración temática es la oración intensa y continua que se hace durante media hora o una hora, por una petición específica.
Por eso, la paciencia es un requisito previo en la oración temática. Cuando oramos temáticamente, muchas veces nuestros objetivos parecen destruirse y el logro de ellos parece imposible. Sin embargo, los creyentes no deben rendirse.
En la oración temática hay que persistir. A veces llegará a sentir que su meta parece destruida o que resultará imposible lograrla. Pero no debe desanimarse sino que debe persistir en oración ante Dios.
En mi experiencia personal, he sentido muchas veces que mis metas y sueños se han roto y hecho pedazos, en mis oraciones temáticas. Pero en medio de esos períodos de desencanto seguí confiando en Dios y al final experimenté su respuesta a mis oraciones. Dios resucitó mis sueños destrozados.