El aerovehículo se detuvo y luego se posó suavemente en el suelo junto a ellas. Se abrió una puerta corredera, y estalló una luz cegadora.
—Muy bien, chicas... Oh, lo siento, señorita.
La luz iluminaba el rostro de Shay. Luego se dirigió hacia Tally.
—¿Qué estáis....?
La voz del guardián vaciló. ¿Acaso no era el colmo? Una perfecta y una imperfecta dando una vuelta juntas. El guardián se acercó más. Su rostro perfecto expresaba confusión.
Tally sonrió. Al menos estaba causando problemas hasta el final.
—Soy Tally Youngblood —dijo—. Conviértanme en perfecta.
Fin